El Gobierno ordena a las autoridades de Vizcaya que tomen la iniciativa en la 'guerra de las banderas'

El Gobierno decidió ayer tomar la iniciativa en la denominada guerra de las banderas iniciada en el País Vasco hace dos meses por los nacionalistas radicales, al ordenar el gobernador civil de Vizcaya que la enseña nacional, la ikurriña y la bandera de Bilbao fuesen colocadas por miembros de la Policía Nacional en el balcón del ayuntamiento de la capital vizcaína. A última hora de ayer, policías nacionales continuaban situados en el interior y exterior del ayuntamiento, para impedir que alguien ultrajara las banderas. La presencia policial, según dijo el gobernador, se prolongará durante las fiestas de la Semana Grande. Autoridades del Ministerio del Interior comentaron ayer a este periódico que el Gobierno está decidido a mantener una postura de firmeza para que la ley se 'cumpla", y en este sentido, recordaron que tanto la Constitución como la legislación sobre las banderas "sor claras y no cabe interpretación alguna". Las mismas fuentes señalaron que tanto el Rey como el presidente del Gobierno "han expresado pública y recientemente un mensaje claro para impedir que la bandera nacional sea ultrajada".

Las mismas fuentes indicaron que el ministro del Interior, José Barrionuevo, estaba en contacto permanente con el gobernador civil de Vizcaya, por un lado, y con el presidente del Gobierno, Felipe González. De acuerdo con estas fuentes, el gobernador civil no tomó la decisión de ordenar la colocación de las banderas por su cuenta, sino que consultó previa mente con el ministro del Interior.

Con anterioridad al inicio de las fiestas bilbaínas, la Inspección General de la Policía Nacional ordenó el desplazamiento a Bilbao de varias unidades del cuerpo, con objeto de reforzar las dotaciones destinadas habitualmente en Ia provincia.

Entre las unidades enviadas, figuran varias compañías de la reserva, conocidas como unidades antidisturbios.

El pasado día 25, con motivo de la festividad de Santiago Apóstol, el Rey pronunció un discurso en el que, entre otras cosas, puso de relieve la necesidad de honrar a la bandera de España, "que hemos jurado con unción y no podemos consentir que sea ultrajada". Días más tarde, el 16 de agosto, el presidente del Gobierno, Felipe González, calificó de "nazis" a quienes provocan la guerra de las banderas y anunció que el Gobierno actuará con firmeza en este problema.