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El gobernador civil ordenó a la policía colocar las banderas de España, Euskadi y Bilbao en el ayuntamiento

Miembros de la Policía Nacional colocaron" en la mañana de ayer en el balcón del Ayuntamiento de Bilbao las banderas de España, Euskadi y Bilbao, horas antes de iniciarse las fiestas de la ciudad. Posteriormente, varios policías se quedaron en el interior y exterior de la casa consistorial para custodiar las enseñas. La actuación policial se produjo por orden del gobernador civil de Vizcaya, Julián San Cristóbal. Tras la colocación de las banderas, el alcalde de la ciudad, José Luis Robles, del PNV, abandonó la casa consistorial y dijo que no regresará hasta que finalice la ocupacion del edificio por la policía.

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En posterior conferencia de prensa, celebrada en unas dependencias municipales ubicadas en el antiguo cuartel de Garellano -donde el alcalde instalará su despacho mientras se mantenga situación actual- Robles leyó acta de la comisión permanente municipal en que se aprobó no izar ninguna bandera durante las fiestas, en la que se refleja que fue precisamente el representante socialista quien advirtió, en contra de una propuesta de Alianza Popular, que "quizá no sea éste el momento más oportuno para sacar las banderas".A las 11 de la mañana de ayer, según el alcalde, sin comunicació previa de ningún tipo, varias furgonetas de la Policía Nacional tomaron posiciones en el perímetro exterior del ayuntamiento. Casi simultáneamente, el jefe superior de Policía de Bilbao en funciones, acompañado por un teniente coronel y un comandante de la Policía Nacional, solicitaban ser recibidos por el alcalde. Dichas personas explicaron a Robles que venían por orden del gobernador para requerir del alcalde el cumplimiento de la legislación vigente sobre las banderas.

Robles, en presencia de los mencionados mandos policiales reprochó telefónicamente al gobernador lo que consideró "grave falta de consideración" y le advirtió que no permitiría a nadie "tocar ni un pelo del ayuntamiento" si no se le mostraba un mandamiento judicial o algún otro documento escrito que justificase "esa entrada por la brava en la casa consistorial".

Poco después, fue presentado a Robles un escrito en el que se hace constar que, "caso de incumplirse el requerimiento se procederá al restablecimiento de la legalidad", El alcalde respondió con otro escrito en el que manifestaba que "en estos momentos no hay obligación, alguna de izar banderas en el exterior" (pues las fiestas no se iniciaban oficialmente hasta las cincode la tarde).

El alcalde "mantiene plenarnente lo acordado en la comisión permanente por considerar que dicho acuerdo es inviolable mientras -no se declare por quien corresponda su ¡legalidad, si a ello hubiere lugar"; que ta alcaldía "no puede responsabilizarse" por actos y consecuencias a que den lugar decisiones totalmente ajenas y contrarias al deseo expreso de este alcalde.".

A las 12.40 horas una decena de policías nacionales, al mando de un oficial, penetraron en el salón Árabe de la casa consistorial, donde ondeaban las tres banderas, y, tras arriarlas de los mástiles situados en dicha dependencia interior del ayuntamienta, han procedido a izarlas en el balcón exterior.

Unos 30 minutos después, el alcalde, acompañado por varlos concejales del PNV, HB, y Euskadiko Ezkerra, ha abandonado el edifició, dirigiéndose al depósito municipal de Garellano, situado en el otro estremo de Bilbao. El Gobierno Civil de la provincia hizo público un escrito en el que se invoca el artículo 9 de la ley de banderas para justificar la iniciativa tomada. Dicho artículo establece textualmente que Ias autoridades corregirán en el acto las infracciones de esta ley, restableciendo la legalidad que haya sido conculcada".

El alcalde, conciliador

El alcalde, por su parte, se mostró, en una conferencia de prensa, sereno y conciliador, salpicando sus explicaciones con continuos llamamientos a que nadie realice actos ofensivos contra personas o instituciones y a que los ciudadanos celebren sus fiestas en paz y tranquilidad. Sólo al aludir a recientes declaraciones de los concejales socialistas, que calificaron de "cobarde e irresponsable" la actitud del alcalde, se ha mostrado Robles indignado.

En las actas de la comisión permanente que ha leído a continuación Robles se recogen las siguientes palabras del teniente de alcalde socialista, Fidel Orcajo (en respuesta a una intervención previa del representante aliancista pidiendo que ondeasen las tres banderas): "Desde luego, no tengo inconveniente en que ondee la bandera española en el exterior ( ... ), pero quisiera someter a la consideración de todos que eso no pueda ser desde el propio ayuntamiento un factor de distorsión de las fiestas; que pudiera suponer, no me atrevo a decir el término provocación, pero sí quizá incitación para, que alguien encienda la mecha con la cerilla que quizá tenga ya preparada ( ... ). Si hay que sacarlas, yo él primero; pero, vamos, no tiraría yo una piedra a un estanque que en estos momentos está tranquilo".

Según ha explicado el alcalde, había dado órdenes muy estrictas a la Policía Municipal en el sentido de evitar que nadie pudiera izar la ikurrifia en solitario, como ha ocurrido en otros municipios.

Miembros de la corporación presentes en la conferencia de prensa se reunieron a continuación en un aula de las instalaciones de Garellano con los representantes de las comparsas, acordando conjuntamente mantener las fiestas, trasladar la recepción prevista en el ayuntamiento a la explanada de la basílica de Begoña. El alcalde realizó finalmente un llamamiento instando al pueblo de Bilbao a evitar toda provocación y pidiendo paralelamente al gobernador civil que mantuviera el criterio observado durante las fiestas de Bilbao en los últimos años de retirar a la policía del espacio festivo (zona de El Arenal y Casco Viejo).

A última hora de la tarde, un grupo de unas 200 personas, situadas a un centenar de metros del ayuntamiento, que seguía, circundado por abundantes efectivos policiales, lanzaron diverses gritos contra la policía y el ministro del Interior. Hasta esa hora, todos los actos previstos se habían desarrollado con normalidad.

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