Shultz asegura que no piensa dimitir y apoya la política de Reagan en América Central
Saliendo al paso de las afirmaciones publicadas en el semanario Newsweek, el secretario de Estado norteamericano, George Shultz, aseguró el domingo, en el curso de una conferencia de prensa celebrada en La Paz (estado mexicano de Baja California sur), que no tiene ninguna intención de dimitir, al tiempo que expresaba su apoyo a la política centroamericana del presidente Ronald Reagan.El semanario asegura que Shultz, 'furioso y exasperado" de ver cómo se tomaban importantes decisiones sin ser consultado, se quejó hace dos semanas a Reagan, cuando supo por la Prensa que se habían enviado tropas estadounidenses a América Central. Según Newsweek, Shultz visitó al presidente en la Casa Blanca para decirle que no podía conducir de forma eficaz la diplomacia de EE UU "si las decisiones importantes" se tomaban sin contar con él.
No obstante, Newsweek añade que Shultz no amenazó con presentar su dimisión, aunque no ocultó su descontento. "Me entran ganas de volver a California", asegura el semanario que dijo al presidente. En La Paz, aludiendo precisamente a esta frase, el secretario de Estado aseguró: "Cuento con conservar mi puesto, por muy atrayente que resulte el sur de California". Para despejar todas las dudas, Shultz afírmó. textualmente: "Sostengo la política del presidente en América Central, y lo he hecho tanto públicamente como en mis conversaciones privadas con él. La decisión de celebrar maniobras en América Central es buena y la apoyo totalmente".
Las declaraciones de Shultz no despejan, sin embargo, todos los interrogantes sobre su posición en el equipo de Reagan. Las divergencias con el consejero nacional de Seguridad, William Clark, y con la embajadora en la ONU, Jeanne Kirkpatrick, son notorias y están consideradas como fuera de toda duda en medios periodísticos. Ambos han aumentado en los últimos meses su influeñcia a la horá de determinar la política exterior de Estados Unidos. Newsweek asegura que el nombramiento de Richar Stone como emisario personal de Reagan en Centroamérica y la creación de la comisión bipartidaria que preside Henry Kissinger no han arreglado las cosas. Se cita también como muy significativa la circunstancia de que el enviado especial a Oriente Próximo, Robert McFarlane, sea un hombre de Clark.
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