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Un ayuntamiento belga ofrece su territorio para los euromisiles

Andrés Ortega

En un gesto simbólico y en contra de un movimiento antinuclear que se extiende por varios ayuntamientos belgas, uno de ellos ha adoptado una moción en la que ofrece su territorio para la instalación de los euromisiles que le corresponden a Bélgica.Por otra parte, el episcopado belga ha publicado un documento sobre la Iglesia y las armas nucleares, en el que quizá la única novedad sea la calificación de estas armas "como un robo y una injusticia para los países pobres" y que pide un mayor papel de las naciones pequeñas en la confrontación entre las superpotencias "para relanzar el diálogo y ampliar las condiciones previas".

El ayuntamiento en cuestión, en el cual no tiene representación el partido socialista, es el de Vresse-Sur-Semois, próximo a Luxemburgo.

El territorio alberga un depósito de armas de la OTAN que supone 160 puestos de trabajo para la población local, pero que, según todos los indicios (ni confirmados ni desmentidos), va a ser desmantelado. Por estas razones, la junta del ayuntamiento de Vresse-Sur-Semois ha asegurado que el depósito de armas ofrece una infraestructura nada despreciable y ha votado una resolución en la que se ofrece para aceptar en su seno a los euromisiles.

El Gobierno, sin embargo, ha elegido oficiosamente otra localidad: Florennes. La decisión de Vresse-Sur-Semois viene a frenar el movilismo de los ayuntamientos que, sin ningún efecto real, se han ido declarando zonas desnuclearizadas.

La declaración de los obispos católicos belgas, titulada Desarmar para construirla paz, es mucho más moderada que la de sus homólogos estadounidenses, aunque sigue el camino emprendido por éstos.

La inmoralidad de las armas

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Es un texto corto en el que los obispos belgas establecen dos posiciones fundamentales: la necesidad de la defensa legítima y la inmoralidad de las armas nucleares, que en realidad no sirven para alcanzar la paz.La originalidad de la declaración de los obispos belgas reside en que, por vez primera, sitúan el debate en un contexto Norte-Sur, al criticar indirectamente las ventas de armas modernas de los países desarrollados al Tercer Mundo, donde algunas naciones "siguen masacrándose" entre ellas. Los obispos belgas invitan a un diálogo generalizado, especialmente en los medios de comunicación.

El cardenal Danneels, en una nota oral, sugirió la creación de un instituto internacional de diálogo y señaló asimismo que "puede ser eventualmente legítimo el armarse con la condición expresa de preparar el desarme". Los obispos belgas quieren el desarme, pero no se atreven a dar un paso verdaderamente radical.

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