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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Reaparece Kissinger

PERSONAJE RECURRENTE en el dramático panorama internacional, Henry Kissinger reaparece ahora, por designio de Reagan, presidiendo una comisión mixta de los dos grandes partidos americanos para Centroamérica, cuyos ocho miembros serán también nombrados por el !presidente de Estados Unidos. La noticia vino acompañada de un duro discurso de Reagan a las pocas horas del comunicado final de la reunión en Cancún del grupo de Contadora, comunicado lleno de moderación, en el que, al tiempo que se hacen concesiones a la política de Washington y a la esperanza de un posibilismo, se considera como solución las negociaciones mutuas y el establecimiento de la democracia.Kissinger, despojado de su pintoresquismo, de su anecdotario, es un pensador serio en quien el conservadurismo instintivo y primario de Reagan se convierte en sistema filosófico y doctrinal, de profesor y de autor de libros. Es un intelectual, y ese intelectualismo le hace aparecer como independiente y, en cuanto puede, como protagonista. Puede que estas condiciones le hayan tenido apartado del poder durante bastante tiempo: roba plano a los presidentes. Pero la coincidencia de Kissinger con el pensamiento básico de Reagan se centra, sobre todo, en la consideración de la URSS no sólo como enemigo universal -el enemigo-, sino en no admitir ,que ese adversario vaya cayendo en la debilidad y en que sea posible negociar con él. Ha escrito esto: "La liberalización del régimen soviético no facilita automáticamente la negociación. Era más fácil negociar con Stalin que con dirigentes tímidos, mediocres, pero dueños de misiles". La coincidencia de estos acontecimientos con la declaración del delegado de Estados Unidos en la Conferencia de Madrid, Max Kampelman, cuando se creía todo resuelto y la diplomacia española se ufanaba de haber conseguido uno de los acuerdos más resonantes entre los dos grandes países, indica que el endurecimiento de Washington en las relaciones con la URSS y en el diálogo general Este-Oeste no es anecdótico.

Kissinger ha intervenido como político activo en tres grandes acontecimientos de la historia. Uno fue su mediación en el caso de Vietnam, ayudado por el general Haig (el Kissinger de Kissinger, como se le llamó entonces), y consistió en la extensión de la intervención a países vecinos y el bombardeo de los diques de Vietnam del Norte: consiguió un aumento de la resistencia, la pérdida de los valores de negociación y, finalmente, la pérdida pura y simple de la guerra. Fue negociador en Oriente Próximo, de forma que condujo a los acuerdos de Camp David: un éxito inicial apagado por el fanatismo belicoso de Beguin. Fue, en fin, responsable de las medidas que se tomaron contra el Chile de Allende en el seno del Consejo de Seguridad. No todo en su acción fueron fracasos. Realizó en parte la apertura a China y contribuyó al deterioro de la unidad de Europa, devolviendo a Estados Unidos el protagonismo europeo de que hoy disfruta.

No hay aún pronósticos que hacer para esta comisión bipartidista que va a presidir y que está encargada de definir los intereses de Estados Unidos en la zona, y, según el secretario de Estado, Schultz, podrá "manejar informes y presentar conclusiones". Es decir, no tiene ningún valor ejecutivo, ni sus conclusiones o informes son vinculantes. Pero lo que parece en un principio es que Kissinger y sus compañeros de comisión -entre los cuales puede haber incluso diferencias globales de puntos de vista- van a definir con mejores palabras y con la capacidad de expresión del antiguo profesor de Ciencias Políticas en Harvard lo que Reagan quiere que se defina. Hay una intención de buscar una cierta unanimidad y de que el Congreso encuentre menos razones para oponerse a la política de Reagan en Centroamérica, y hay también una importante visión electoral, una vez que se ha establecido que Reagan, a pesar de su edad, va a presentarse de nuevo a las elecciones presidenciales de 1984.

No está excluido, sin embargo, que la influencia de Kissinger y la dirección de sus informes puedan ir en un sentido de una mayor intervención de Estados Unidos en la zona que ahora vigila. Esa ha sido su política de siempre, de Vietnam a Chile, pasando por Oriente Próximo, y no hay razón para pensar que la haya cambiado.

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