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Libreros y editores alicantinos buscan una salida a la crisis

La 13ª Feria del Libro de Alicante fue inaugurada ayer en la plaza del Ayuntamiento de esta ciudad bajo el signo de la inseguridad ya que en los últimos años se ha venido debatiendo entre el ser y la desaparición, a tenor de algunos datos como el cambio de fechas o del emplazamiento, al margen de la consideración principal: potenciar el libro.La Feria, que permanecerá abierta hasta el próximo día 25, cuenta este año con una subvención municipal de cerca de 200.000 pesetas. Una subvención similar fue otorgada por el ayuntamiento a los libreros el año pasado; sin embargo, los del gremio nada acostumbrados a la burocracia de las instituciones, según confesaba a este periódico uno de ellos, la dejaron perder. Ya avezados, este año el ayuntamiento correrá directamente con los gastos de infraestructura, al tiempo que presta sus locales de la casa consistorial para celebrar actos paralelos a la venta, como presentaciones de libros, homenajes y conferencias.

Anteriores convocatorias de la Feria del Libro alicantina han fiel reflejo de lo que por cultura entendía el régimen anterior. En el momento en que el INLE dejó de patrocinar como tal las ferias, la Asociación Provincial de Libreros, no sin dificultades de todo orden, se lanzó con muy buenas intenciones a cambiar la imagen dé esta muestra anual, a la que entendían había que dotar de algo más que lícitas intenciones de obtener algún beneficio económico. La selección de autores que firmaron estos años y algunos actos paralelos, contribuyeron a potenciar la viveza cultural de la feria.

Los libreros consiguieron casetas en colaboración con sus compañeros de Zaragoza y el ayunta miento se comprometió -pero por lo ya citado se perdió- a subvencionar parte de los costos de la feria. Este año, para abaratar costos, las 28 casetas, de las que 19 serán ocupadas por libreros, pro ceden de Cartagena y el ayunta miento pagará la publicidad en los medios de información, la edición del cartel y la megafonía del recinto. Con ello, cada librero, según informan desde la comisión organizadora, aportará un tercio menos que lo abonado anteriormente.

Celebrar la feria en julio no satisface a los libreros por coincidir con la época de vacaciones. El cambio de junio a julio se produjo en 1982 por razones del Mundial de Fútbol.

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