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Tribuna:LA LIDIA
Tribuna
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La sorpresa: en Pamplona no se caían los toros

Hace años los toros se caían en la feria de San Fermín, de Pamplona, como en todas, y los taurinos que presumen de científicos (es decir, la mayoría) lo atribuían al encierro mañanero. "Es que, ¿sabe usted?", sentenciaban, "semejante paliza corriendo al galope entre el barullo y sobre el asfalto, no hay toro que la resista". La sorpresa ha sido que este año apenas se han caído un par de toros en toda la feria, lo cual no impide que los mismos taurinos con presunciones científicas lo hayan atribuido, también, al encierro mañanero. "Es que, ¿sabe usted?", pontifican, "con la carrera del encierro los toros se varean".Varear, término clave que en muchas, ocasiones vendría bien, y no sólo a los toros. Ganaderos y veterinarios investigan por qué se caen los toros,- pero sería más práctico que averiguaran por qué no se caían en Pamplona.

Casta y codicia

Otra importante novedad es que la mayoría exhibió casta. Cíclicamente, el taurinismo -y, naturalmente, los aficionados- se preocupa por la crisis de casta que aparenta el ganado bravo. Ocurre cuando transcurren las corridas, las ferias, un montón de fechas en las que los toros no embisten, están dormidos, y los toreros les porfían, les pendulan franela, les llegan a dar con la caera para provocar su arrancada.

Todo lo contrario ha sucedido en los Sanfermines-83. Aparte la corrida de Los Guateles, el problema era totalmente opuesto: los toros embestían demasiado y los diestros no podían con ellos. Lejos de darles con la caera, tenían que ponerla a buen recaudo, frecuentemente con el uso del expeditivo procedimiento de poner pies en polvorosa. En este sentido, asombrosamente codiciosos y duros (además de muy bien presentados) fueron los toros del Marqués de Domecq, y es significativo que las figuras del toreo no pudieran con los de Jandilla (otra rama Domecq), a pesar de que tenían menguada presencia y de fuerza no andaban sobrados.

A Paco Ojeda, uno de estos Jandilla, que por cierto tenía nobleza, a fuerza de embestir y embestir lo volvió loco.

La miurada

La miurada constituyó un gran espectáculo. Toristas se enamoraban de los ejemplares navarros de Julio Aguirre, cuyos aparatosos corpachones imponían, pero sacaron una mala casta y un sentido que los hacía ilidiables. Los Miura, sin embargo, todos con seriedad y cuajo, les ganaban en belleza. Por la capa, variada de pelajes; por el trapío también, y por la figura de lámina.

Y además, por su condición de encastados, dieron juego, de tal forma que los diestros -los que tenían oficio- pudieron lucirse con ellos. Al cuarto de la tarde, de preciosa estampa, se le premió con vuelta al ruedo por su nobleza y bravura, y José Antonio Campuzano le cuajó la mejor faena de la feria.

El diestro de Gerena quizá sea, por dicha faena, el triunfador de una feria en la que no ha habido excesiva competencia entre los espadas. Yiyo, convertido en firme candidato a figura por sus triunfosen Madrid, tuvo una actuación emotiva.

Luis Francisco Esplá toreó cuatro toros y dio otras tantas lidias perfectas en todos los tercios. Se encuentra el alicantino en un espléndido momento de madurez, que desarrolla mediante un rico repertorio, aplicado siempre a las cambiantes condiciones de las reses.

Torero temperamental

Emilio Muñoz se afianza como torero temperamental, y su indudable ambición debe acoplarse a un período de asimilación de la técnica de la lidia, que aún no ha conseguido.

Por lo demás, de nuevo constituyó un éxito de público la feria del toro. La Casa de Misericordia ha vuelto este año a acertar en la selección del ganado y composición de los carteles, y ha cubierto el objetivo principal de recaudar fondos para atender sus obras asistenciales. Todas las tardes se colocó el cartel de "no hay billetes".

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