Un experto sueco 'desmitifica' el desarme y la seguridad europeos
El debate sobre los euromisiles ha suscitado no pocas exageraciones, según Jozef Goldblat, miembro del Instituto de Investigación de la Paz Internacional, con sede en Estocolmo, Suecia (SIPRI), para quien los mitos de la seguridad y el desarme son por lo menos tres.El Pacto de Varsovia es superior a la OTAN en armas convencionales, suele decirse con frecuencia, y en caso de un conflicto nuclear en Europa, la URSS saldría vencedora. En términos numéricos, es cierto, responde Goldblat, en una ponencia presentada ante la Universidad para la Paz, de las Naciones Unidas, pero es también cierto que esta ventaja, si bien no es en ningún caso insignificante, no bastaría para iniciar un ataque con posibilidades de éxito.
La defensa de Europa occidental con medios bélicos convencionales no es posible. Esta premisa del segundo mito tiene, según Goldblat, su corolario: la Unión Soviética ya habría invadido y colonizado Europa occidental de no haber temido un contraataque con medios bélicos nucleares por parte de Estados Unidos, el principal protector de la OTAN.
Una doctrina basada en la amenaza del suicidio mutuo no es creíble, argumenta Goldblat. El uso de armas nucleares, aunque sea limitado geográficamente, conlleva el riesgo de una inevitable escalada y agrega que "el paraguas nuclear norteamericano ya no protege a Europa". En cuanto a las posibilidades reales de Moscú de invadir Europa occidental, Goldblat sostiene: "En la actualidad, considerando especialmente su deplorable situación económica, sus relacio nes de hostilidad con China, su guerra de intervención en Afganistán y sus problemas provenientes del continuo malestar político en los Estados socialistas de Europa del Este, parece altamente impro bable que la Unión Soviética esté planeando adquisiciones territoriales adicionales".
El tercer mito se basa en el dese quilibrio creado por la URSS con el despliegue de los misiles SS-20. De ahí que para corregir esta situación de hecho la OTAN haya previsto el despliegue de los euromisiles previsto para finales de año. La respuesta, concluye Goldblat, es inadecuada y "sin importancia militar significativa", y ello traería consigo, afirma, "una contrarreacción soviética que lleve directamente a un nuevo ciclo de la carrera armamentista nuclear".
De cara al futuro, el SIPRI sugiere un compromiso asumido por cada uno de los Estados nucleares de no ser el primero en recurrir a uso del arma atómica, lo que significaría el abandono de la noción de superioridad estratégica que va usualmente asociada con la capacidad de asestar un primer golpe.
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