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El éxito de la Conferencia de Madrid, aspiración común de Bonn y Moscú al concluir la visita oficial de Kohl

ENVIADO ESPECIALLa posibilidad de un inmediato acuerdo en la Conferencia de Madrid es uno de los pocos puntos de coincidencia y armonía entre la República Federal de Alemania (RFA) y la Unión Soviética, después de tres días de visita oficial del canciller alemán occidental, Helmut Kohl, a la URSS. El ministro de Asuntos Exteriores soviético, Andrei Gromiko, se ha mostrado favorable a la idea de acudir a Madrid para la firma del documento final de la Conferencia sobre Seguridad y Cooperación en Europa (CSCE), según informaron ayer fuentes diplomáticas de la RFA.

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"Va como la seda"

La propuesta de viajar a Madrid le fue formulada a Gromiko por el ministro de Asuntos Exteriores de la RFA, Hans-Dietrich Genscher, quien se manifestó en Moscú partidario de que el acuerdo final en la Conferencia de Madrid sea firmado por los 35 ministros de Asunto Exteriores de la CSCE con el fin de realzar la importancia de la Conferencia y reafirmar la intención de continuar el diálogo iniciado en 1975 en Helsinki. La URSS y la RFA coinciden en que está a punto de lograrse un acuerdo con la CSCE, y fuentes diplomáticas alemanas occidentales declararon a este periódico que la sesión solemne de clausura puede tener lugar el próximo mes de septiembre, si se llega al acuerdo formal a finales de julio, "porque en el mes de agosto se paraliza toda actividad".

Madrid fue una especie de clavo ardiendo al que se agarraron los portavoces de la RFA para demostrar que todavía hay puntos de entendimiento con la URSS, a pesar de las posiciones inamovibles en el tema de los euromisiles. El encuentro de ministros de Asuntos Exteriores en Madrid supondría también una posibilidad de reunión a alto nivel entre soviéticos y norteamericanos antes de la ronda decisiva de las negociaciones de desarme de Ginebra.

"Un patriota alemán"

El canciller Helmut Kohl, que al mediodía de ayer llegó a Kiev, se presentó ante la Prensa internacional, en una conferencia en Moscú, como un "patriota alernán". Una vez aclarado que no había inada que hacer en el tema de los euromisiles y que las posiciones son inamovibles, Kohl prefirió responder de frente y con dureza a todas las preguntas, y aprovechó para decir muchas cosas que podían molestar a sus anfitriones, pero que serán registradas con agrado entre su electorado democristiano y al otro lado del Atlántico.

Kohl recibió el martes las excusas del jefe del Estado soviético por no haber asistido a las reuniones del lunes anterior. "Excuse mi ausencia de ayer, pero en la vida no se hace siempre lo que uno quiere", dijo Andropov, según medios diplomáticos en Moscú.

Helmut Kohl rechazó las acusaciones de revanchismo lanzadas contra la República Federal de Alemania (RFA) por algunos periodistas soviéticos y de los países socialistas en la conferencia de prensa ofrecida momentos antes de salir para la capital de Ucrania, Kiev. Kohl dijo exactamente que "aquí, ante ustedes, está un patriota alemán, y no un revanchista".

Estos tonos, que pueden resultar eficaces para consumo interior en campañas electorales, corren el riesgo de rozar el ridículo en la escena internacional. Kohl estuvo desdichado al decir que el extremismo de derecha alemán occidental es "un problema médico", precisamente en un país que interna en clínicas psiquiátricas a los disidentes.

En Moscú, Kohl volvió a repetir que habrá estacionamiento de misiles si no hay acuerdo en Ginebra, pero sus respuestas a algunas preguntas de periodistas del Este no fueron tan convincentes. Kohl se mantuvo en su visita a la URSS como un alumno aplicado del presi dente Reagan y ha mantenido has ta el último momento la línea de coincidencia total de intereses con Washington. En esta ocasión, no podrán decir en la Casa Blanca que los alemanes occidentales tie nen veleidades neutralistas.

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