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Juicio por el asesinato de los marqueses de Urquijo

La incomparecencia de 14 testigos de la defensa motiva un nuevo aplazamiento del juicio contra Rafael Escobedo

La incomparecencia de catorce de los dieciseis testigos a los que no había renunciado la defensa dio como resultado la suspensión anticipada de la vista oral por la causa que se sigue en la Audiencia Provincial de Madrid contra Rafael Escobedo, presunto asesino de los marqueses de Urquijo. Las sesiones se reanudarán el próximo jueves, fecha para que el tribunal espera contar con el informe de la nueva prueba balística solicitada hace unos días por la defensa. Se espera que ese mismo día, o como mucho el viernes, el juicio quede definitivamente visto para sentencia.

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Los dos platos fuertes de la jornada de ayer fueron los testimonios de dos amigos íntimos del acusado, uno de los cuales, Javier Anastasio, fue la última persona que vio a Escobedo antes de la comisión de los crímenes. El otro, Mauricio López Robert, reveló en el interrogatorio que Miriam de la Sierra hubo de viajar a Canadá para hacer regresar a España a su actual compañero, Richard Denis Rew, el americano según se le alude en la sala, cuando este decidió abandonar Madrid y establecerse en Estados Unidos y luego en aquel país. En uno de los recesos de la vista, Miriam, visiblemente enojada, declaró a este periódico que "era absolutamente falso e intolerable".Anastasio señaló que el día 31 de julio de 1980 -víspera del día de autos- había almorzado con Escobedo en El Corte Inglés de Castellana, que habían pasado la tarde juntos en el domicilio de sus padres y que habían salido sobre las ocho "a tomar copas" y a cenar, par seguir tomando copas nuevamente hasta las 2.30 o las 2.45 horas, "hora en que dejé en su casa a Rafael". Su relato difirió en un punto con el del encartado, lo que no se le escapó al fiscal. Mientras Escobedo había dicho que se habían desplazado a todas partes en un Seat 600, Anastasio manifestó estar seguro que habían viajado en un Seat 1430. También en la hora en que lo dejó en casa hayuna leve diferencia. Escobedo dijo que había subido a la vivienda de sus padres entre las 2.00 y las 2.30. Habían estado en los pubs El Chascarillo y el Moro.

El testigo, fotógrafo de profesión, amigo de Escobedo desde la infancia, pasó momentos embarazosos para explicar porqué al día siguiente de la detención de aquél -9 de abril de 1981- viajó a Londres. Declaró ir a ver a su novia (azafata de DC-9 de Iberia.), aunque reconoció que no se encontraba en la capital británica, sino que llegó al día siguiente junto con un hermano -Ernesto Anastasio-, los cuales le acompanaron en su retorno a Madrid a los pocos días.

Curiosamente en Londres coincidió con Diego Martínez Herrera, administrador de los Urquijo, aunque dijo, a preguntas del defensor, que no le conocía. Herrera había viajado también poco después de la detención de Escobedo a Gran Bretaña, para le, cual, según el encargado de una agencia de viajes, hizo que le enviasen, urgentemente, un billete a Londres. Javier Carrasco declaró, interrogado por la defensa, que incluso Herrera quiso volar con la British Airways, cosa que nunca hacía. (el administrador confesó haber hecho hasta 200 viajes a Londres) ya que esa compañía tenía asignado el aeropuerto de Gatwick, distante una hora y media de la capital británica. "Herrera prefería el aeropuerto de Heathrow, a unos kilómetros de la ciudad, e incluso retrasó varios viajes por ellos", dijo.

Como Mauricio Pérez Albert, Anastasio rechazó la tesis principal del fiscal de que tenía animadversión contra sus suegros (especialmente el marqués) y señaló que las desavenencias de Rafi y Miriam las había causado el americano. "Aún cuando estaba con Dick, Rafael siempre tuvo esperanzas de que Miriam volviese con él", declaró. Pérez Albert fue más allá: "Rafael creía que el marqués influiría en Miriam para que se solucionase el problema matrimonial".

El segundo testigo, que fue compañero de los dos esposos en la empresa Golden, que dirigía el americano, mostró a éste -que sigue en la sala las sesiones junto a los Urquijo- como una persona que se dedicaba fundamentalmente a engañar a la gente y que en cualquier actividad solo buscaba el provecho personal. Tanto uno como otro revelaron que era frecuente, tras la muerte de sus padres, que Juan de la Sierra saliera de copas con Escobedo.

El ministerio fiscal hizo las gestiones oportunas para que la cocinera de los Urquijo entonces, la dominicana de color Florentina Dishmey Barett, única persona que pernoctó con los marqueses la noche de autos. Su testimonio no aportó nada nuevo, porque dijo haberse acostado a las 11.30 y levantado a las 7.45 del 1 de agosto sin haber oido nada ni haberse despertado una sola vez. "No oí ladrar al perro, que dormía en la zona de servicio. Y ahora me alegro, porque si hubiera ladrado me hubiera despertado y entonces hubieran sido tres la víctimas".

La declaración de Miguel Seguimón Escobedo, primo hermano del encartado, cerró la prueba testifical solicitada por la defensa. Seguimón, que es abogado en ejercicio señaló que presenció la mayor parte de la declaración ante el juez del acusado. "Me llamó la familia porque no localizaban a Stampa". Añadió que Escobedo estaba agotado y que por ello no entendía muchas de las cosas que se le decían. Reveló una breve conversación que había tenido a solas con él tras firmar Rafael la declaración incrimatoria. "Primo, ¿tu crees que la policía cumplirá lo que me ha prometido?", a lo que Seguimón respondió con la pregunta "¿Y qué es?", a lo que replicó el procesado: "Que dejarán en paz a toda mi familia si confieso".

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