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El presidente salvadoreño no consiguió en Estados Unidos más ayuda militar para su país

El jefe del Estado salvadoreño, Álvaro Magaña, y su ministro de Asuntos Exteriores, Rubén Chávez, se declararon el sábado por la noche satisfechos de su visita oficial de dos días a Washington, durante la cual el presidente norteamericano, Ronald Reagan, les renovó su apoyo político, pero no les garantizó que la ayuda militar a su país sea aumentada.

En una conferencia de prensa celebrada ayer, el presidente salvadoreño reiteró su negativa a negociar con la guerrilla del Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional (FMLN) y afirmó que la guerra civil en su país "es parte de un conflicto mayor porque cuando Nicaragua cayó en manos del marxismo empezaron los problemas para nosotros".El presidente provisional restó importancia a las reticencias del Congreso norteamericano a incrementar la ayuda militar a El Salvador. El viernes, Magaña se entrevistó para tratar de este tema con los comités de asuntos exteriores de la Cámara y del Senado.

En Washington se da casi por seguro que, tras el encuentro del viernes, los sectores liberales del Congreso no han modificado su actitud, consistente en impedir que la ayuda militar a El Salvador sea aumentada como lo desea el presidente Reagan.

Álvaro Magaña se quejó, por otra parte, del intenso tráfico de armas que abastece a la guerrilla, mientras a nosotros nos dan una ayuda militar dosificada".

Chávez manifestó, por su parte, que su Gobierno no ha observado un aumento del apoyo nicaragüense a la guerrilla desde que se intensificaron las acciones de los elementos contrarrevolucionarios contra el régimen sandinista en el poder en Managua.

El Salvador, añadió, aprecia la mediación emprendida por el llamado grupo de Contadora (México, Venezuela, Colombia y Panamá), por cuanto ha supuesto una Iniciativa seria y formal" y ha enfocado el problema desde la necesidad del diálogo regional.

En su opinión, este diálogo debería abordar cuatro puntos: la carrera armamentística en la región, el tráfico de armas, las relaciones económicas y comerciales y el fortalecimiento del pluralismo democrático.

Por otra parte, la guerrilla salvadoreña destruyó el jueves pasado el centro de telecomunicaciones de Torrecilla, cerca del puerto de La Unión, a 185 kilómetros al este de la capital, según anunció ayer la emisora de radio del FMLN y confirmaron posteriormente fuentes oficiales, restando, sin embargo, importancia a los daños causados a la estación. Es el tercer atentado perpetrado en un mes contra centros de telecomunicación.

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