Las razones de Jaruzelski
ENVIADO ESPECIALA pesar de las diferencias claras al apreciar la situación del país, el dirigente polaco, general Wojciech Jaruzelski, se esfuerza por encontrar una base común de entendimiento con la Iglesia católica.
La primera ronda de la visita de Juan Pablo II a Polonia -la estancia de dos días en Varsovia- concluyó con un vencedor indiscutible: su prestigio y carisma entre el pueblo polaco. Los miles de personas que abandonaban, avanzada ya la noche del viernes, el estadio 10º Aniversario no eran una muchedumbre eufórica, porque la situación no está para grandes explosiones de júbilo, pero quedaron satisfechos con su Papa.
En el momento de la llegada del Papa al estadio se desplegó una pancarta con el nombre y emblema del sindicato prohibido Solidaridad, pero pronto desapareció. La extensión -dos horas y media- de la entrevista con Jaruzelski deja entrever que no se limitaron a darse los buenos días. El portavoz del Gobierno polaco, Jerzy Urban, reconoció que los dos interlocutores expusieron sus puntos de vista discrepantes. JaruzeIski expuso sus razones y lo hizo con tono sobrio, pero la argumentación fue también clara. Fue uno de los discursos mejor construidos de JaruzeIski desde que el 13 de diciembre de 1981 anunció la ley marcial en Polonia.
El régimen polaco es consciente de que en el país, existe un poder real, más fuerte que el del partido, salvo en la fuerza física derivada del monopolio de las armas. Los actuales dirigentes de Polonia están lejos tras las vicisitudes de los últimos tres años, de engañarse con las mentiras de la propaganda, como en el pasado, y se tienen que doblegar al peso de los hechos. La fuerza de la Iglesia es un hecho sin vuelta de hoja. Ante esta realidad, Jaruzelski ofreció a la Iglesia, a través del Papa, una base de entendimiento común y una oferta de establecimiento de buenas relaciones a largo plazo. La base de entendimiento es el patriotismo, expresado en el interés común de la Iglesia y el Estado de conservar la integridad territorial de Polonia.
Los dirigentes de la Iglesia polaca y las autoridades de Varsovia no han olvidado la geografía, saben dónde está situada Polonia, y albergan pocas ilusiones sobre la historia. Las fronteras fijadas militarmente en Yalta, al final de la guerra mundial, parecen intocables.
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