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Las sanciones comerciales norteamericanas causan graves problemas a empresas electrónicas catalanas

Pilar Bonet

Las sanciones comerciales aplicadas por las autoridades estadounidenses en nombre de la defensa de sus "intereses estratégicos" han puesto en aprietos a la empresa de componentes electrónicos Piher Semiconductores S.A., que, junto con varias pequeñas compañías, todas ellas con sede en Cataluña, es víctima de un bloqueo comercial destinado a "castigar" las reexportaciones de alta tecnología de origen americano a países del Este. Más de un centenar de empresas de 21 países diversos figuran en la "lista negra" de culpables y sospechosos publicada por la Administración norteamericana.

Ante la imposibilidad de importar legalmente de EE UU las piezas de recambio y material de alta tecnología necesarios para proseguir su actividad, Piher Semiconductores ha tenido que parar una parte de la maquinaria instalada en su fábrica de Granollers (Barcelona) y efectuar una regulación de empleo temporal que afecta a 100 de los 227 trabajadores de la plantilla por un periodo de tres meses, según informó el vicepresidente ejecutivo del grupo Piher, José Navío.El "pecado" de Piher Semiconductores consiste en haber exportado tecnología sensible norteamericana a Cuba en el marco de un contrato para construir una planta de semiconductores en este país, firmado en 1978 y divulgado en su día como un gran éxito exportador. Hoy, Piher Semiconductores, marginada del programa FACA (Futuro Avión de Combate y Ataque) por presiones estadounidenses , vive una dificil situación, que los directivos de la empresa atribuyen en gran parte a las sanciones de Washington.

Pedir perdón

Piher, que orienta su producción hacia el mercado internacional, es considerada una de las empresas más importantes en el sector de la microelectrónica en España y un pilar básico para el futuro desarrollo de esta tecnología aquí. Su taller de Granollers se cataloga de "muy competente" en medios del sector y los portavoces de la empresa señalan orgullosamente que Piher es "la unica compañía española que ha diseñado un circuito integrado completo en este país".

Piher está ahora pendiente de las soluciones que puedan surgir de la visita que el presidente del Gobierno, Felipe González, emprende a Washington el día 20 de este mes. Los representantes económicos españoles que acompañan a González tratarán de conseguir el "perdón" de la Administración Reagan para el presunto mal que Piher ha causado a los intereses estratégicos norteamericanos, contribuyendo a la producción de televisores y radios en la planta de semiconductores de Pinar del Río destinada a inagurarse este verano en Cuba.

La defensa de Piher ante la Administración americana se basa en subrayar que la actual dirección y gestión de la compañía está en manos de personas que nada tienen que ver con la conflictiva transferencia de tecnología a Cuba. La empresa, que depende vitalmente de sus clientes y proveedores norteamericanos, pretende, a toda costa, una política de transparencia. Y para ello, Piher asegura haber renunciado a comprar en el vasto mercado negro de la electrónica las piezas de repuesto que necesita para sus máquinas. "Estoy convencido de que el problema de Piher se va a solucionar", señala el presidente de la Asociación Nacional de Industrias Electrónicas (ANIEL), Pedro Mier.

Un apoyo oficial español, que de suficientes garantías a EE UU, resulta fundamental, en opinión de diversas fuentes. El ministro de Industria, Carlos Solchaga, ha manifestado que la Administración quiere tomar una participación en Piher semiconductores, aunque no ha especificado por qué vía, según informó José Navío.

Aparte de Piher, un conjunto de pequeñas empresas dedicadas en parte a la comercialización y en parte a la producción propia de electrónica se encuentran sancionadas por la Administración norteamericana. Los responsables de varias de ellas muestran actitudes muy precavidas, caracterizadas por un doble temor: incurrir en las iras de los americanos y ver deteriorada su imagen ante clientes, proveedores y bancos por la divulgación de su situación. En algunos casos ha habido contactos con los representantes norteamericanos en Barcelona para desbloquear el tema.

La guerra tecnológica

Las sanciones contra las empresas españolas, sin embargo, no pasan de ser una anécdota en el ámbito de la guerra por la supremacía tecnológica que, de momento, parecen controlar EE UU y Japón. Pese al énfasis que han puesto las últimas "cumbres" anuales del COMECON (Mercado Común Socialista) en el desarrollo de la microelectrónica, los ordenadores que utilizan los países del Este europeo en su industria son más lentos y pesados que los de fabricación americana o japonesa, según señalaba en Viena un antiguo inspector encargado del control de tecnología sensible americana vendida legalmente a países del Este europeo con fines industriales, comerciales o sanitarios.

El Departamento de Comercio de EEUU es soberano en la concesión de licencias de exportación, incluido el material de carácter estratégico (ordenadores, lasers, semiconductores, microprocesadores, etc). Las directrices establecen diferencias entre países de destino en función de los intereses políticos coyunturales. Así, Cuba, Camboya, Vietnam y Corea del Norte constituyen el grupo de países más vetados y sufren un embargo casi total. China, que se encontraba en una situación semejante hasta principios de los setenta, goza ahora de un estatus más suave que la URS S, lo cual permite a Pekin importar cierta tecnología para uso militar. Las exportaciones a la URSS se vieron sometidas a un mayor control tras la intervención soviética en Afganistán. Paralelamente, las exportaciones dirigidas al resto de países del Pacto de Varsovia, Albania, Laos y Mongolia se autorizan previa consideración del riesgo de desviación hacia la URSS, el grado de "disidencia" del destinatario respecto a la política soviética y la posibilidad de que sean usadas militarmente.

Los controles a la zona denominada "Mundo Libre", que incluye también a las dictaduras latinoamericanas, tienen por objeto impedir la transferencia tecnológica. Este es el origen de las listas negras que aparecen cada seis meses. En la última edición, Austria resulta el país más representado con 20 nombres inscritos, seguida de la RFA, con 19 nombres y EE.UU con 17. Fuentes del sector electrónico conocedoras de los países del Este llaman la atención sobre la ausencia de la lista de empresas japonesas; o italianas, con una presencia en el Este no siempre ortodoxa. La amplia presencia austriaca en la lista negra revela la, posición estratégica de este país situado entre el Este y Occidente. Viena es sede de la representación para países del Este de muchas multinacionales norteamericanas y centro de proliferación de numerosas compañías fantasmas creadas para canalizar un comercio de tecnología paralelo hacia el Este, informaba el antiguo inspector, que durante varios años revisó ordenadores vendidos por su empresa, una de las tres primeras de EE UU, en países socialistas europeos.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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