El procesamiento de Massera, ligado a sus deseos de ser el candidato oculto del peronismo
El almirante Emilio Massera, ex integrante de la Junta Militar que dio el golpe de Estado de 1976, fue trasladado anoche a las dependencias de la comandancia de Marina, inmediatamente después de su llegada a Buenos Aires. Massera será puesto a disposición de la justicia ante la negativa del juez a eximirle de la prisión, como solicitaba el abogado defensor. El procesamiento tiene un claro trasfondo, habida cuenta de los deseos del almirante Massera de ser el candidato extrapartidario del peronismo en las próximas elecciones.
La defensa había pedido que el ex miembro de la Junta Militar argentina no fuera a prisión por "la repercusión social del caso y sobre la base de la personalidad del inculpado en razón de las altas funciones que desempeñara". El secreto impuesto al sumario impide conocer detalles de la causa, que provisionalmente fue calificada de encubrimiento en el secuestro y la desaparición del empresario Fernando Branca, que tuvo lugar en abril de 1977. El almirante Massera formuló declaraciones desde Río de Janeiro poco antes de viajar y dijo que le llamaba "profundamente" la atención que el juez haya solicitado su captura porque "yo no soy ningún prófugo". Tras asegurar que tenía la conciencia tranquila, Massera aclaró que no conocía los cargos: "En algún caso se habla de entorpecimiento de la acción judicial y en otro de encubrimiento de un asesinato".La acción judicial contra el ex comandante en jefe de la Armada argentina y uno de los responsables directos de la llamada guerra sucia, parece tener un trasfondo político evidente. Massera acaba de reunirse en Madrid con la ex presidenta María Estela Martínez de Perón en un intento de conseguir el aval necesario para convertirse en el candidato extrapartidario del peronismo.
Dos días después de conocida la noticia de estos encuentros la cumbre del peronismo celebró una reunión en la que se superaron las diferencias que impedían el acuerdo para definir una fórmula única que fortaleciera la unidad y redujera el margen de maniobra y la influencia que pudiera tener una recomendación de la viuda de Perón al próximo congreso partidario.
La pinza política para aislar a Massera se completó con la decisión del comandante en jefe de su propia arma, almirante Franco, que lo dejó en manos de la justicia civil. La orden de captura y prisión dictada por el juez se dio a conocer antes de que el almirante Massera regresara al país y la medida tuvo así el efecto buscado. La causa por el secuestro y la desaparición del empresario Branca, socio de Massera en negocios ¡legales, avanzó en tres días más que en todo un año. Por otra parte el renacido poder judicial tendrá que actuar ahora en el juicio por calumnias e injurias que inició ayer el dirigente gremial, Lorenzo Miguel, líder de las 62 organizaciones peronistas contra el doctor Raúl Alfonsín, candidato a presidente de la nación por el Movimiento de Renovación y Cambio, corriente interna radical.
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