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Walker Evans, creador de la imagen documental a través de una selección de su obra

La producción fotográfica del norteamericano Walker Evans, creador de la foto documental, cierra la temporada de la sala Parpalló, de la Diputación de Valencia, con carácter de acontecimiento cultural equivalente a la expectación creada en Madrid en torno a la exposición del maestro de la imagen, Cartier-Bresson. Las 114 fotografías que integran la muestra han sido seleccionadas expresamente para España por los herederos de Evans. Después de Valencia, la exposición se ofrecerá en el Museo de Arte Contemporáneo de Madrid y Fundación Joan Miró de Barcelona, a partir del mes de septiembre.

La exposición abarca fotografías realizadas desde 1928 a 1975, con la intención de recoger la realidad social norteamericana a partir de un ángulo de visión insólito para aquella época.La cámara de Evans captó formas de vida, rostros, paisajes urbanos insospechados para una sociedad industrial que se presentaba al mundo como brillante ejemplo del desarrollo. Las fotografías de la sala Parpalló han sido seleccionadas de la producción completa de Evans (1903-1975) que se conserva en los fondos de la State of Walker Evans Library of Congress, y de los del propio autor. La muestra recoge desde su primera fotografía del puente de Brooklyn de Nueva York hasta dos ampliaciones en color realizadas con una máquina Polaroid SX-70, cuando Evans hacía instantáneas para no debilitar su salud.

La presencia de su obra en España se había producido anteriormente, a propósito de la exposición colectiva de la Farm Security Administration (FSA). A raíz de la depresión económica de 1929, los gobernantes norteamericanos consideraron que la gente de la ciudad debía conocer la situación lamentable del mundo rural y encargaron a un grupo de fotógrafos realizar más de 200.000 imágenes, que en la actualidad se encuentran en la biblioteca del Congreso norteamericano. Evans, junto con Dorothea Lange, Russell Lee, Ben Shalin, Arthur Rothsteid y otros, aprovecharon este encargo oficial para criticar las desigualdades sociales de su país. Esta exposición colectiva se encuentra en depósito en el Centre Fotografic Visor de Valencia.

La visión de la muestra antológica de Walker Evans se puede realizar con la útil ayuda de un denso catálogo editado por la Generalitat y la Diputación. Todas las fotografías de la exposición son reproducidas junto a correspondientes artículos del especialista en arte, Vicent Todoli, artífice de la exposición, y de dos colaboradores de la universidad de Yale y biógrafos de Evans, Jeff Rosenheim y Alan Trachtenberg.

En realidad, Evans quiso ser escritor, pero no supo narrar lo suficientemente bien con el lenguaje escrito y optó por describir la realidad con el lenguaje de la imagen buscando en todo momento su coherencia interna y la referencia a la expresión caligráfica.

Realismo y precisión

Deslumbrado por el París de los años veinte, meca de escritores y creadores, pasó una temporada dedicado al estudio. De vuelta a Nueva York cogió la cámara, para no abandonarla hasta el final de sus días. Aplicó los conceptos de realismo y precisión a un arte que las figuras de la fotografía americana, Alfred Stieglitz y Edward Steichenl abordaban con criterios románticos y emotivos. Con frecuencia realizó el trabajo conjuntamente con periodistas y escritores, con miras a la edición de libros.Así resultaron las ediciones de The bridge, del poeta Hart Crane; The crime of Cuba, del periodista Carleton lleals, y Let us now praise famous men (Vamos a elogiar hombres famosos), del escritor James Agee. El titulo de este último libro es indicativo del carácter arrogante y orgulloso con que Evans retrataba a las clases populares. "Evans nunca fotografió a una persona sin avisar", expresa Vicent Todoli. "Quería que se situara ante la cámara con arrogancia, desafiando, sin transmitir abatimiento". Desde 1945 trabajó en la revista Fortune como editor.

Su fascinación por la escritura le llevó a fotografiar anuncios de restaurantes, bebidas, gasolineras, mercados. "Descubrió con anterioridad a los artistas conceptuales el potencial escondido del graffiti", escribe Rosenheim.

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