Mensaje humanista y político del escritor Ernesto Sábato en la apertura de la Semana del Autor
"Los escritores tenemos la obligación de ahondar en nuestro corazón para poder ahondar en el de la humanidad entera en un momento en el que el viejo sistema de valores está desapareciendo y entre todos tenemos que inventar una nueva tabla", dijo ayer el escritor argentino Ernesto Sábato durante el acto oficial de apertura de la Semana del Autor que en su honor ha organizado el Instituto de Cooperación Iberoamericana (ICI). Sábato respondió con un discurso humanista a la presentación que de él hizo el novelista y académico Gonzalo Torrente Ballester.
Frente a la mesa presidida por Ernesto Sábato, rodeado de Pedro Laín Entralgo, director de la Real Academia Española; Luis Yáñez, presidente del ICI, y Gonzalo Torrente Ballester, se encontraba el poeta Luis Rosales, reciente premio Cervantes, quien seguía con evidente interés el contenido de los discursos de sus compañeros.Gonzalo Torrente Ballester abrió la sesión de inauguración de la semana con un discurso ameno en el que habló del papel social del escritor y del idioma y celebró la iniciativa del ICI de promover actividades de estas características porque sirven para aproximar al autor con el lector.
Torrente Ballester se lamentó de la moda actual consistente en despreciar a los autores hasta el punto de considerarles simples máquinas programadas para inventar ficciones. "Luego vendrá otra moda, porque son todas tan horribles que no duran más de seis meses y se pasará al endiosamiento, una de las cosas más peligrosas para el artista".
El segundo punto abordado por Torrente Ballester fue la realidad -"no actual", advirtió- de la literatura en lengua española o castellana que se escribe en y fuera de la Península. "Esta obra ha pretendido ser desacreditada por los críticos currinches hablando de influencias de unos sobre otros. No se dan cuenta de que esa influencia no existe, sino que se trata de una tradición poética, de un río caudaloso en el que cada uno cogemos lo más próximo a nosotros".
Se refirió a Sábato en términos elogiosos y se lamentó de que "por conocidas circunstancias políticas y sociales" muchas cosas hayan llegado a España con casi medio siglo de retraso. "Nos hemos enterado tarde de muchos acontecimientos culturales que se desarrollaban junto al. Plata, al Caribe o al Pacífico. Yo a Sábato le conocí con un retraso de dos años y puedo asegurar que en su obra hay mucho que aprender".
El maestro Cervantes
Torrente terminó en el mismo tono ameno con el que había comenzado su discurso para hablar de dos características comunes entre él y el homenajeado: su afición a las matemáticas y al tango.Ernesto Sábato, quien advirtió que no había previsto intervenir, quiso responder a las palabras de Torrente refiriéndose a sus primeros viajes a Europa, de los que recordó que sus mayores emociones fueron el descubrimiento de la tumba de Dante, "que me entristeció como la de todo el que muere exiliado", y el encuentro con la casa de Cervantes, "donde sentí una de las emociones más profundas de mi vida, hasta el punto de que los ojos se me llenaron de lágrimas, porque si todos los antepasados de los escritores en lengua española están acá, siempre tuve especial debilidad por Cervantes, por el hombre aventurero, guerrero y, sensible que fue".
Sábato habló de su esperanza en una sociedad nueva que surja sobre las Cenizas de la civilización actual, una vez demostrado que ni capitalismo ni comunismo resuelven las necesidades del hombre. "Vivimos el final de la tabla de valores del hombre moderno de la fe ciega en el maquinismo fetichista. Ahora tenemos la posibilidad de elaborar una nueva tabla en la que el objetivo primero será la reintegración del hombre". Esta misma esperanza, pero centrada en su tierra argentina, fue el único tema que el escritor homenajeado quiso abordar en la conferencia de prensa que siguió a la apertura oficial de la Semana del Autor.
Presidente del comité para la recuperación de los niños desaparecidos en Argentina, Sábato advirtió que la enfermedad nerviosa que sufre es la enfermedad nacional argentina, lógica consecuencia después de siete años de la dictadura militar "más tenebrosa y durante la que se han cometido los crímenes más abominables. Es una dictadura en la que los desaparecidos se pueden contar por miles de inocentes. La inmensa mayoría son chicos que creían en una sociedad mejor y cuyo único delito ha sido estar en la agenda de direcciones de un presunto terrorista o pertenecer a un inocente club juvenil". La única esperanza del escritor es, en estos momentos, la llegada de la democracia a su país.
Babelia
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