El primado celebró el Corpus con un ataque al aborto y sin presencia oficial del Gobierno
El arzobispo de Toledo y cardenal primado de España, Marcelo González Martín, presidió ayer la tradicional conmemoración del Corpus Christi, en Toledo, con una condena al aborto -sin siquiera citar expresamente esta palabra-. La ausencia oficial del Gobierno fue la nota más destacada de la jornada. También condenó a quienes quieren "eliminar el misterio que se encierra en las afirmaciones y promesas de Cristo, tratando de presentar una religión cristiana más asequible y fácil a la mentalidad del hombre moderno. "Los ministros Enrique Barón (Transportes) y Javier Moscoso (Presidencia), apenas reconocidos por las casi 50.000 personas que asistieron a la procesión (de ellas, unas 10.000 procedentes de Madrid), contemplaron los actos des de un retirado balcón lateral del Gobierno Civil toledano. Ambos ministros se retiraron del lugar cuando Marcelo González, formando parte de la procesión, llegó a la plaza de Zocodover, donde se encuentra el Gobierno Civil, y pronunció una breve homilía, seguida de la bendición eucarística.
Lo mismo hicieron el secretario de Estado para la Administración y diputado por Toledo, Francisco Ramos, y el gobernador civil de la provincia, José Basabe, entre otras autoridades. Concluía así un nuevo capítulo en el enfrentamiento entre el primado y el Gobierno, iniciado cuando Marcelo González hizo saber a Basabe que la presencia del ministro de Justicia en la procesión "no sería bien vista". Efectivamente, Ledesma no acudió a Toledo, su ciudad natal.
Todas, las hipótesis atribuyen la actitud del obispo a la elaboración del proyecto de ley de despenalización parcial del aborto por el Ministerio de Justicia. Algo semejante ocurrió hace dos años con el entonces titular de este Departamento, Francisco Fernández Ordóñez, autor de la ley del divorcio. Ninguna de las personas próximas al primado quiso, ni entonces ni ahora, comentar el incidente.
Marcelo González no olvidó citar el tema del aborto en la homilía pronunciada durante la misa solemne en la catedral: "Para lograr en el mundo más justicia social, el camino no es inyectar en la cultura dosis cada día más venenosas de corrupción de la juventud, de manipulaciones de la historia o de destrucción de la vida cuando ésta empieza en el seno materno". El obispo, que basó su intervención en el lema de la caridad, pidió una atención constante para eliminar el paro y asistir a los hombres en sus necesidades de desarrollo personal, familiar y social", pero, advirtió, "sin legitimar nada que pueda ir contra el hombre, invocando paradójicamente el amor al hombre". Marcelo González vestía una casulla que estrenara Juan Pablo II en su visita a España, el pasado mes de noviembre.
Mujeres en la procesión
La misa, seguida por unas 3.000 personas, fue concelebrada por el obispo dimisionario de Albacete, Ireneo. Ocupaban lugares preferentes el alcalde socialista y los miembros del Ayuntamiento -trajes oscuros los concejales socialistas, chaqué los del Grupo Popular; traje blanco la concejala del PSOE, mantilla negra la de AP- y una representación militar de la Academia de Infantería. El gobernador civil no asistió, al parecer en solidaridad con ministro vetado. Sí estuvo presente, de riguroso incógnito, el nuncio papal en España, Antonio Innocenti.
La procesión partió desde la catedral, encabezada la Guardia Civil, de gala y a caballo, alguacilillos, timbaleros, sofieres municipales, la cruz y manga de la catedral, cruces parroquiales y unos 100 niños que ayer recibieron su primera comunión. Seguían cofradías y congregaciones, con sus respectivos estandartes y hábitos de vistosos colores: Adoradores, Tarsicios, Caballeros del Santo Sepulcro, Infanzones de Illescas, Mozárabes... Seguidamente, religiosos y damas religiosas, a las que, por primera vez, se permitía este año incluirse en la procesión.
A continuación marchaba la, custodia de Arce, portando el Santo Sacramento; inmediatamente después, el cardenal primado, revestido con capa pluvial del siglo XVIII, de oro bordado sobre seda blanca, perteneciente al tesoro de la catedral. Las autoridades municipales, representantes de la Diputación y la banda de música de la Academia de Infantería y compañía de honores cerraban la procesión, que se detuvo brevemente en la plaza de Zocodover para que Marcelo González Martín repitiese (algo resumida) su homilía de la misa e impartiese la bendición.
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