Italia, entre el inmovilismo y el cambio
JUAN ARIAS, Hay quien asegura que las próximas elecciones italianas no cambiarán las cosas en esta país, que todo seguirá igual. Otros, por el contrario, están convencidos de que el próximo 26 de junio en las urnas podría estar escondido ese cambio de guardia político, tan necesario que hasta el mismo secretario general de la Democracia Cristiana (DC), el partido que lleva el poder desde hace 40 año8 en Italia, ha considerado legítimo para desbloquear la democracia en este país.
Es ésta una posibilidad que hasta la llegada a la DC del nuevo secretario, Ciriaco de Mita, nadie se paraba a considerar porque se alegaba que el partido comunista, la primera fuerza de izquierda en Italia, aún no estaba en condiciones de gobernar democráticamente.
En un primer momento, estas declaraciones anticipadas las forzaron sólo los socialistas. Pero ahora se descubre que estas previsiones se pueden realizar con toda una serie de variables y novedades. Estas variables son de distinto tipo: es la primera vez, por ejemplo, que en este país tan propenso a votar el llamado partido de la abstención, al que esta vez se unirá el partido de los votos nulos o en blanco, podría acabar siendo la segunda fuerza política del país.
Hasta un partido legitimado por el Parlamento, como el Partido Radical, está haciendo su, campaña electoral pidiendo que se anulen los votos como gesto de protesta política.
También por primera vez el partido comunista se presenta pidiendo votos para alcanzar un consenso dentro de la izquierda, capaz de relegar a la Democracia Cristiana a la oposición.
Al mismo tiempo, éstas. van a ser las primeras elecciones en las que el partido socialista se presente, no como uno de los llamados partidos menores, sino como uno de los partidos capaces de obtener los votos suficientes para poder ofrecer al país una alternativa con un Gobierno presidido por un socialista
Por último, la campaña electoral en curso se está realizando con características muy distintas a las anteriores. Este corresponsal ha visitado en Roma las oficinas de los tres principales partidos que se presentan a las elecciones para examinar de cerca cómo las afrontan democristianos, comunistas y socialistas para conquistar a los votantes.Los democristianos y la zorra
Donde «se respira mayor optimismo es en Piazza del Gesú, sede de la Democracia Cristiana. El diputado Clemente Mastellá, responsable de los medios de comunicación, uno de los jóvenes leones del nuevo equipo del dinámico secretario Ciriaco de Mita, hombre, del sur como él, conversa con el periodista en mangas de camisa -la corbata, hasta ayer era sagrada en la casa de mocristiana-, y va y viene corriendo desde el despacho del secretario al suyo: "Perdóneme", dice, "estamos decidiendo cosas muy importantes". Estas cosas importantes, sabremos después, son de verdad revolucionarias en el partido de Alcide de Gasperi: más de 100 diputados se van a la calle para que entre gente nueva. "La media de edad de los nuevos candidatos es de 40 años", dice, con orgullo, Mastella. Y el 60% está incluso por debajo de esta edad.
"La mayor novedad de esta campaña electoral", dice Mastella, "es el nuevo secretario del partido y su equipo de trabajo". Y también, los 80 candidatos al Parlamento presentados por la Democracia Cristiana y que son externos. Se trata de personalidades que nunca han tenido el carné del partido. "Y además", dice el líder democristiano, "esta vez se presenta a los electores una 'Democracia Cristiana nueva, ágil, moderna, dinámica. Por primera vez tendremos senadores en las grandes ciudades: Roma, Nápoles, Milán, Turín. Pasare mos de ser un partido provincial a un partido metropolitano, privilegio que hasta ahora pertenecía a los comunistas".
El eslogan número uno, decidido después de 1.000 consultas y debates con expertos, sociólogos y periodistas, es "Decide democracia cristiana". "Hoy la gente", dice Mastella, "quiere certidumbre y claridad. Y este eslogan lo resume muy bien". Menos comicios y más televisión y Prensa. Muchos nombres nuevos y famosos para capturar a los tentados de votar en blanco.
"¿Miedo? no, porque" afirma, "a nosotros nos basta no perder votos para ganar. Además, esta vez está claro que nosotros no somos ya la ballena blanca que recibe pasivamente los puñetazos". Entonces, ¿cuál es el nuevo animal democristiano que se presenta a las urnas? "Bueno, iba a decir el tigre, pero éste representaba a Craxi y se ha revelado de carta. Digamos una zorra. De hecho, Berlinguer ha definido a De Mita como inteligente y astuto. Y las zorras son así, ¿no es ,verdad?".Tensión entre los comunistas
En el edificio de la calle Botteghe Oscure, en Roma, sede central del Partido Comunista italiano (PCI), se advierte una cierta tensión que se intenta esconder bajo una apariencia de confianza: "Éste un país que puede dar aún sorpresas", dice al EL, PAIS Fabio Musi, un militante bien plantado, con pinta de metalúrgico, dos bigotazos negrísimos y que, por primera vez, tiene la gran responsabilidad de coordinar la organización de la campaña electoral del mayor partido comunista de Occidente.
Según Musi, la diferencia esencial que se presenta ahora con respecto a las últimas elecciones generales, "que fueron desastrosas para nuestro partido, es que entonces no teníamos una política y ahora sí. ¿Cuál? Lo dice el eslogan de los manifiestos: 'la izquierda, para gobernar Italia'. Por primera vez pedimos votos para arrojar a la Democracia Cristiana a la oposición", añade. Es decir, se ha quedado sepultada la era del famoso compromiso histórico. La campaña electoral comunista va a ser esta vez muy agresiva y distinta de la de los demás partidos. Se pondrán ante los ojos de los electores lo que Musi llama las cifras del fracaso. Se trata del fracaso de la experiencia de centro-izquierda en todos los campos, del social al político. Por eso, el PCI pide el cambio. Un cambio radical: El Gobierno, a la izquierda". La campaña electoral se basará no tanto en los clásicos mítines como en debates con la gente en las calles y plazas. Y también en una acción desde la base por parte de los militantes, que en este partido son muchos (más de un millón de inscritos) y muy activos. Pero, por primera vez, el PCI gastará también dinero en anuncios publicitarios en los diarios y en la televisión, incluidas las cadenas privadas. En una de ellas está ya anunciado un duelo entre el líder democristiano, Ciriaco de Mita, y el secretario general del PCI, Enrico Berlinguer. Otro eslogan que se ve en muchos carteles electorales, en rojo, es "La democracia cristiana ha fracasado. La alternativa existe". "Es un desafío", acaba diciendo Musi, "porque sabemos que nosotros esta vez perdemos si no gana toda la izquierda y si no pierde De Mita".
El temor de los socialistasPero si en el partido comunista hay tensión, en el Partido Socialista italiano (PSI) no se esconde el miedo. Hace sólo un año, el fulgor de la estrella Craxi brillaba espléndidamente en el firmamento político de este país. Parecía que Italia se estaba convirtiendo al socialismo. Se hablaba de una barrida de votos. "Hoy, España; mañana, Italia", fue el tema de un congreso en Milán tras el triunfo de Felipe González. Pero en los últimos meses todo parece haber cambiado. "Sí, lo reconozco, el equipo dirigente socialista ha cometido muchos errores que hoy, podríamos pagar gravemente", dice a EL PAIS en la sede central del PSI Gennaro Acquaviva, jefe de la secretaría del partido y candidato a senador por Milán. El gran error de Craxi, según Acquaviva, fue el no haber dicho hace meses: "Señores, el partido socialista rompe su coalición. Este país es ingobernable. Nosotros pedimos elecciones y votos para cambiar esta política estancada, aburrida y peligrosa para la misma democracia en la que vivimos". No lo hizo, y al mismo tiempo permitió a la Democracia Cristiana organizar un congreso, del que se sacó de la manga el milagro De Mita. Y permitió al nuevo secretario que organizara sus huestes, que cambiara el partido, mientras que lo que tenía que haber hecho era estrangular políticamente a De Mita lo antes posible.
Craxi intentó provocar las elecciones en agosto del pasado año y después en noviembre. Pero era tarde. "Esperemos que no lo sea también ahora" afirma. ¿Entonces? "Entonces, nada", dice el dirigente socialista, que habla con una cierta amargura porque ha sido uno de los dirigentes del partido que, durante los últimos años, más ha contribuido a crear la imagen de Craxi, a quien ha sido siempre fiel. "En política nunca hay nada definitivamente perdido. La gente puede aún apreciar el esfuerzo que hemos hecho para crear una alernativa progresista en este país".
Estas elecciones son un referéndum contra Craxi. Según Acquaviva, esta campaña electoral será pobre y sencilla. Por dos motivos: "Porque no tenemos dinero y porque la gente se ha cansado ya de los voceríos por la calle. Por eso será una campaña electoral", dice, "sobre todo televisiva". El eslogan de los socialista será: "Un socialismo más fuerte consolida la democracia".
Por lo que se refiere a los socialistas, que en las últimas elecciones obtuvieron el 9,6% de los votos, Acquaviva mantiene que sería ya un triunfo obtener no menos del 13%. Conseguir menos de un 12% sería considerado como una derrota. Superando el 13%, el partido socialista, según la técnica electoral italiana, podría proponerse como nueva fuerza de gobierno y exigir la presidencia del Consejo de Ministros.
Este corresponsal le dice al dirigente socialista que la Democracia Cristiana considera a Craxi un tigre de papel, y que se presenta no ya como una ballena, sino como una zorra. Y Acquaviva, levantándose de su mesa de despacho, dice con cierta soma: "Recuerde que las zorras acaban casi siempre siendo sólo una piel para calentar a los demás".
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