La neutralidad y el supremo bien de la paz / 1
El domingo 22 de mayo, Juan Luis Cebrián publicó en este diario el artículo El fin de las noticias sobre el mundo. En él, arrancando de un comentario sobre la última novela de Anthony Burgess, que lleva ese mismo título, se refirió extensamente a las tendencias que se aprecian en la política de defensa del Gobierno de Felipe González, que son cada vez más claramente proclives al atlantismo, y que están entrando en abierta contradicción con los planteamientos electorales del PSOE. A pesar de lo cual -subrayaba el director de EL PAIS- no se ha dado ninguna explicación pública de tales variaciones.A mi juicio, el origen de las actitudes más recientes del Gobierno en materia de defensa no radica realmente en el ánimo de complacer a las Fuerzas Armadas, sino que hay que buscarlo, más bien, en la eventualidad de que dentro del PSOE se esté renunciando definitivamente a cualquier aspiración de que España asuma una postura de neutralidad activa y claramente en favor de la paz y de la distensión. Desde luego, cabe recordar algunas manifestaciones de Felipe González mostrando su simpatía personal por el pacifismo; por otro lado, se envía un observador (aunque no sea un primer espada y apenas diga esta boca es mía) a la Conferencia de Países No Alineados; por su parte, Alfonso Guerra insiste en que habrá referéndum y que con él España saldrá de la OTAN (sin especificar todavía ni cómo ni cuándo ... ). Pero, al lado de esas manifestaciones verbales, la verdad es que España está adentrándose cada vez más en la maquinaria de la OTAN. Es de suponer que el embajador Jaime de Ojeda y todo su equipo no estarán en Bruselas para jugar al ajedrez. Pero, por si quedara alguna duda, ahí está publicada ya, en el BOE' del 20 de mayo, la consagración de. la dependencia de España respecto a EE UU y la OTAN, puesto que no otra cosa representa el, Convenio de Amistad, Defensa y Cooperación con EE UU, de 2 de julio de 1982, hecho y firmado por UCI) en la mejor tradición de los acuerdos Franco-Eisenhower de 1953, que supeditaron toda la política exterior de España a las directrices de Washington. Ahora, el nuevo Congreso, en voto conjunto AP-PDP-UL-PSOE, ratificó ese pacto, entre cuyos anejos figura el "Convenio entre los Estados partes del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) relativo al estatuto de sus fuerzas".
Apoyo a Reagan
Por lo demás, bien reciente está la visita del presidente González, e u donde, ante el estupor de propios y extraños, manifestó, casi con contundencia, su apoyo a las posiciones de Ronald Reagan, en serio contraste con las actitudes de los socialdemócratas del centró y del norte de Europa, que últimamente están favoreciendo un clima de mayor distensión Este-Oeste. Y el último remate -por ahora- de todos esos posicionamientos ha sido la declaración del ministro de Defensa, Narcís Serra (también en Alemania Occidental), en el sentido de que España contribuirá en la OTAN a la defensa de los valores de la civilización occidental. Una frase así recuerda las que se pronunciaban cuando prevalecía la tesis oficial de España como reserva espiritual de Europa. Ahora, tal vez con mayor eficacia, parece que nos acercamos -con los apoyos del Gobierno González al despliegue de los euromisiles- a ser pieza importante de la reserva letal de Occidente. Y digo esto porque se está preparando psicológicamente al país para una doble decisión, que en el fondo es una sola. La primera, garantizar la permanencia de España en la OTAN, al conectar ésta con la pretendida exigencia de que si queremos entr4r en las Comunidades Europeas no podemos salir de la Alianza Atlántica (una especie de chantaje diplomático). Y la segunda, se vislumbra en ciertos indicios de que se nos quiere ir convenciendo de que, si vamos a quedarnos en la OTAN, lógicamente no hay más remedio que contribuir al esfuerzo occidental, y aceptar a la postre que, un día no lejano, haya bases en España de Pershing II, de Cruise, de otros euromisiles; y de otros especímenes de la vasta panoplia de vectores termonucleares.
En medio de todo el quehacer político cotidiano, nos vamos adentrando así, sin que la opinión pública apenas se percate, en la espiral de los bloques, en la bipolarización OTAN-Pacto de Varsovia, optando por uno de ellos; cuando lo más razonable sería no estar ni en uno ni en otro. Y, en definitiva, nos convertimos en víctimas de la carrera armamentista.
La compra del FACA
Ahí está la evidencia, en la compra de los aviones del proyecto FACA (a un coste en pesetas mucho mayor de lo que normalmente se dice, debido a la depreciación de nuestra moneda), en la adquisición -menos célebre- de los 'aviones Harrier de despegue vertical, en la prevista incorporación de helicópteros pesados -seguramente Sikorsky-, amén de los blindados, para los que se nos están ofreciendo Francia (los últimos modelos del AMX) y la RFA (el Leopard). Todo ello sin olvidar el armamento del portaviones Príncipe de Asturias y los anhelados Exocet, y todo lo demás que venga en materia de misiles aire-tierra, tierra-tierra, mar-tierra, etcétera.
La entrada de España en la OTAN y la consolidación de ese ingreso está convirtiendo a nuestro país en uno de los mejores clientes del bazar mundial de armas, que lamentablemente ha pasado a ser la industria más pujante de esta década. El número 592 de Información Comercial Española, diciembre de 1982, así lo ponía de relieve hasta la saciedad, en uno de los esfuerzos documentales más meritorios sobre este tema dedicados a los lectores hispanohablantes. Por otra parte, los testimonios que tuve ocasión de apreciar en la II Convención Europea de la Paz (Berlín, 10 a 14 de mayo) no fueron menos estremecedores, por alentadores que a sensu contrario resulten los esfuerzos de los movimientos pacifistas, que aspiran a lograr que llegue un día en que se prohíba el comercio de armas. Una meta difícil, pero no imposible; parecía una quimera acabar con el comercio de esclavos y, sin embargo, se consiguió. Y es que el antiesclavismo perseguía, en el siglo XIX, como el pacifismo hoy, una utopía difícil pero realizable.
es catedrático de Estructura Económica de la Universidad Autónoma de Madrid.
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