El astro local y la estrella a la deriva
En un Palacio de los Deportes abarrotado de público y con algo de retraso, comenzaron los conciertos de Luis Eduardo Aute y Joan Baez. El vituperado Carlos Tena hizo las breves presentaciones de rigor en un acto de desagraviolleno de vindicación política y excelente buen humor que motivó una fenomenal pitada en favor del director de ABC, Luis María Ansón.Luis Eduardo Aute, que tiene la virtud de congregar en torno a su música y persona a un amplio espectro de edades, convenció con su entrega. Envuelto en las fragancias de Rosas en el mar se adentró directamente en él A por el mar. Hablando de ascensores, glosó la claustrofóbica anécdota sucedida a Jerry Lewis y Martin Scorsesse. Y en eso llegó el alcalde.
Luis Eduardo Aute
Joan Baez.Fiestas de San Isidro del Ayuntamiento de Madrid. Palacio de los Deportes. Madrid, 9 de mayo.
Enrique Tierno Galván descendió hasta las arenas humanas de las primeras filas. Allí, entre un público forofo que le aclamaba, lo del viejo profesor fue de apoteosis. "Tierno eres el mejor", gritaban sus fans. Porque el alcalde más jovial de la historia del foro hasta tiene fans. Y uno no duda que si los posters volvieran a estar de moda, la galería sentimental de las Marilines, todos los Marx, los Chés y los James Dean sería completada con el rostro alegre del viejo profesor. Sería menester.
Brindis de 'libertad'
Aute le brindó su Libertad. Y un cielo estrellado se encendió sobre las cabezas de los cariñosos asistentes. También hubo temas cantando al erotismo, a la aventura y a Robert Luis Stevenson. Al alba y Albanta depidieron una noche afortunada de Luis Eduardo.El recital que dió Joan Baez a uno le molestó. Para empezar se puso pesadísima con los flashes que disparaban los fotógrafos. De entrada, empezó exigiendo penumbras y silencio. Marcadas las distancias, la antigua madona del foIk fue despachando un repertorio tan sobrado de marketing que mosqueaba. Algunas insulsas canciones nuevas. Una cita a Miguel Hernández, Llegó con tres heridas. Especialmente para las madres de la plaza de Mayo, No llores por mí Argentina, Gracias a la vida. Una canción en ruso y una música popular nicaragüense porque, según dijo, no quería hablar de guerras.
El grueso de los temas, sin embargo, lo constituyó un frío desfile de himnos de guerra. Aquellas canciones que forman parte del patrimonio ético de una generación que supo ponerle música a todos los gritos de su ira. Blowing in the wind, A hard rains a gona fall, Guantanamera, Te recuerdo, Amanda, The Boxer...
'Let it be' convertido en una nana
Especialmente inconveniente fue la distante interpretación del Imagine de John Lennon. Porque hay canciones que no pueden cantarse sin arrancar al menos cien lágrimas. Y mucho menos suavizarse, más inconvenientemente todavía, con un Let it be, convertido en una nana. Imagine all the people. Por favor.No faltaron los aplausos de agradecimiento. Aunque resulte difícil precisar si eran dedicados a Baez o al recuerdo de unos sentimientos hermosos trivialmente removidos.
La guinda hortera la pondría el cierre final. Un No nos moverán falto de respeto que sonaba a Cumpleaños feliz. Tanto desatino, tan bien calculado, colocaba a la cantatríz más cerca de María Ostíz y de un hilo musical sensiblero que de la Joan Baez que una vez fue arrestada por oponerse felizmente a un presupuesto militar.
Entre tanta confusión, la cantante norteamericana hablaba de algo así como de menos armas y más comida. El público asistente al recital le tomó la delantera en un canto coral. "OTAN no, OTAN no...".
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