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Primero de Mayo: violencia en Polonia, enigma en la URSS

Significativa ausencia del 'número dos' soviético en el tradicional desfile de la plaza Roja de Moscú

El nuevo dirigente soviético, Yuri Andropov, de 68 años de edad, presidió ayer, por vez primera, la manifestación del Primero de Mayo en la plaza Roja de Moscú. El hasta hace poco considerado como número dos del Kremlin, Constantin Chernienko, de 71 años, prolongó su ausencia del escenario político soviético, del que ha estado ausente durante todo el último mes.

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Por lo demás, la manifestación de Primero de Mayo se celebró, según las normas que ya son casi tradicionales, en un ambiente de disciplinado carnaval y con la ausencia de los embajadores de la mayor parte de los países de la OTAN que realizan este gesto como protesta por la invasión soviética de Afganistán, en diciembre de 1979.En cambio, el nuevo embajador de España en la URSS, José Luis Xifra, -que el pasado martes presentó cartas credenciales- sí estuvo presente en la tribuna del cuerpo diplomático. De este modo, el Gobierno español volvía a estar representado en la plaza Roja durante el desfile del Día del Trabajo.

El año pasado, el entonces embajador de España, Luis Guillermo Perinat, estuvo ausente, como la mayor parte de los embajadores de los países de la OTAN. Ayer, los representantes de Turquía y Grecia, junto con el de España, fueron los únicos embajadores atlánticos que presenciaron la manifestación.

Los embajadores de Noruega, Dinamarca y Suecia también se ausentaron, como protesta por el incidente protagonizado por un submarino soviético en aguas suecas, que recientemente provocó una seria protesta del Gobierno de Estocolmo, después de que un informe parlamentario acusara a la URSS de haber sido el causante de este misterioso suceso.

Durante la manifestación -que duró, como de costumbre, hora y media- no se enseñó ningún retrato del anterior líder soviético, Leónidas Breznev, muerto el pasado mes de noviembre, quien, en ocasiones anteriores, había recibido honores iconográficos similares a los tributados a Marx, Engels y Lenin.

El nuevo líder, Yuri Andropov, compartía ayer los mismos honores que los otros 11 miembros del Politburó, sin que su figura fuese exhibida por separado en ninguna pancarta. Días antes de la manifestación, en algunas avenidas importantes de Moscú, comenzaron, no obstante, a aparecer los primeros carteles con frases de discursos de Andropov, como ya era habitual durante la era protagonizada por Breznev. Sin embargo, los retratos del nuevo líder aún no han comenzado a ser colgados en los muros de todo Moscú, como también era norma en la época anterior.

'Resfriado' político

En los mentideros occidentales de Moscú, la ausencia de Chernienko de la tribuna de la plaza Roja fue núcleo de la mayor parte de los comentarios. La pasada semana, un funcionario de la oficina de Chernienko afirmó que éste acababa de recuperarse de un enfriamiento y que pronto volvería al trabajo. Este enfriamiento explicaba su alejamiento de los actos públicos, de los que se mantuvo al margen durante el último mes. La última vez que se le vió en público fue el 30 de marzo con motivo de una ceremonia oficial consagrada a la obra de Marx.Sin embargo, Chernienko no parece recuperado del todo, y muchos ven en su desaparición los síntomas de una enfermedad que parece más política que somática. La posible caída en desgracia de Chernienko no parece ser completa: su retrato ha sido exhibido durante estos días junto a los de los otros miembros del Politburó y su efigie era enarbolada, también ayer, por los disciplinadísimos manifestantes de la plaza Roja.

Chernienko era, junto con Andropoy, uno de los dos posibles sucesores de Breznev. Y, fue quien presentó a Andropov como candidato a la secretaría general del Partido Comunista de la Unión soviética (PCUS) en el pleno del Comité Central que se celebró un día después de que se hiciera público el fallecimiento del anterior líder comunista soviético.

Según fueron pasando los meses, el eclipse político de Chernienko se fue evidenciando. Su importancia dentro del aparato del partido -en el que ocupa puestos, simultáneamente, dentro del secretariado y del Politburó- sigue siendo notable, no obstante, por lo que su muerte política continúa siendo considerada como muy difícil, aunque no imposible, por muchos observadores.

Parece que Chernienko se opone a la relativa desbreznevización que desarrolla Andropov con el pretexto de "sanear la sociedad y luchar contra la incompetencia".

Por lo demás, la manifestación no se diferenciaba de las anteriores: todo el centro de la ciudad -en un radio de unos dos kilómetros en tomo al Kremlin- se encontraba cerrado al tráfico y la plaza Roja, fuertemente vigilada por el Ejército, sólo podía ser frecuentada por aquéllos que exhibían un pase especial. Entre los manifestantes abundaban las pancartas que mostraban eslóganes y caricaturas alusivas a la actual Administración de la Casa Blanca. Toda la ciudad estaba llena de banderas rojas y consignas políticas, sin que pudiera verse el rostro que llenó tantas esquinas hasta noviembre. Sin transición, Leónidas Breznev parece haber saltado al olvido después de haber disfrutado de un culto a su personalidad sólo comparable al protagonizado por Stalin.

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