Jerez de la Frontera, el último bastión del nacionalismo andaluz
Cuando el nacionalismo andaluz parece batirse en retirada en todas partes, arrinconado por los errores propios y los aciertos ajenos, Jerez de la Frontera, una de las ciudades más importantes de Andalucía, con 180.000 habitantes, puede reelegir como alcalde al andalucista Pedro Pacheco, abogado, de 34 años, secretario de política municipal del PSA. Presidencialista y trabajador infatigable, Pacheco goza de simpatía casi generalizada entre los jerezanos y no sería extraño que tras las elecciones siguiera ocupando el sillón. Solo ante el peligro, atacado por la derecha y la izquierda, el alcalde confía en volver a serlo el 8 de mayo.
La posibilidad de la reelección tiene algún fundamento científico. Según el estudio realizado por Sofemasa el pasado mes de febrero, con una muestra de 900 entrevistados, el 79% de los ciudadanos de Jerez califican de muy buena o buena la gestión del actual alcalde, frente al 13%, que la consideran regular y el 3%, para los que ha sido mala o muy mala sin paliativos. El porcentaje de los favorables baja del 79% al 68% si se pregunta la opinión sobre la gestión colectiva del Ayuntamiento.También es notable destacar que el 73% de los encuestados conocen perfectamente el nombre del alcalde y el partido al que pertenece, el Partido Socialista de Andalucía, lo que llama la atención por tratarse de una ciudad de muy limitada educación política. La gente está satisfecha especialmente del arreglo de calles y plazas, del servicio de limpieza y de los festejos asequibles que el Ayuntamiento ha organizado en los últimos cuatro años.
Es cierto que la fisonomía de Jerez ha cambiado notablemente en los últimos años, según unos por la actuación de Pacheco y, según otros, porque la situación financiera del Ayuntamiento había sido saneada por los alcaldes anteriores. El aspecto exterior del centro de la ciudad ya no presenta aquella mezcla de suciedad y pobreza de cuando la gente comentaba en plan chusco que "en Jerez, el que no es señorito es caballo".
Las obras públicas son la realización más visible del ayuntamiento que preside Pacheco. El arreglo de calles y plazas -que puede simbolizarse en el empedrado de la popular plaza del Arenal-, la puesta en marcha del plan de reforma interior del casco antiguo, la recuperación de zonas como la Alameda Vieja y el teatro Eslava y la red de colectores que rodean la población, y que evitarán la facilidad de inundaciones anteriores, son botones de muestra de una actividad continuada y bien vista por la ciudadanía.
Los oponentes de Pacheco reconocen esta labor, aunque de modo crítico. Para Alfonso Perales (PSOE), las obras han buscado más la espectacularidad que la eficacia social, lo que se ha traducido en un relativo abandono de las barriadas menos céntricas y las numerosas pedanías de la ciudad. Según Juan García (PCE), el alcalde se quedó con la delegación de urbanismo y gracias a ello ha capitalizado las obras realizadas. Miguel Arias (AP) critica que la reforma del casco antiguo se haya hecho en buena parte a costa de los empresarios de la construcción, que han de abonar una de las licencias más elevadas de España.
La presión fiscal
No obstante, lo más criticado desde la óptica de la derecha conservadora es la alta presión fiscal impuesta por la Corporación municipal. Arias estima que las tasas de alcantarillado y recogida de basuras son las mayores de la provincia de Cádiz y, en consecuencia, el municipio de Jerez genera gran cantidad de recursos ante los tribunales económicos. En su opinión, esta fiscalidad excesiva habría granjeado al Ayuntamiento la enemistad de los pequeños comerciantes, pero el propio presidente de la Asociación de Comerciantes del Centro de Jerez, Juan Villagrán, declaró a este periódico que sus relaciones con Pacheco eran cordiales, si bien la falta de vigilancia les está obligando a organizar un cuerpo propio de guarda nocturnos frente a delincuentes y gamberros.
Uno de los lunares que el co mercio jerezano atribuye al Corral de la Pacheca (así se conoce en algunos ambientes el edificio del Ayuntamiento, en alusión al nom bre del alcalde y a cierto programa de Televisión de infausta memoria) es el intento de construir un hipermercddo que los comerciantes estiman ruinoso en una época de vacas muy flacas como la que se atraviesa actualmente. La alcaldía autorizó las obras previas de movimiento de tierras, que han sido finalmente paralizadas por la Junta de Andalucía por ubicarse en zona no urbanizable.
El alcalde Jerezano tiene respuestas claras para todas estas acusaciones: la relación de obras hechas en las barriadas y en el centro histórico es de tres a una; la fiscalidad no ha aumentado en exceso, sino que ahora los ciudadanos abonan religiosamente las tasas ("incluso forman colas para pagar"); el presupuesto municipal se ha triplicado, superando los 3.000 millones de pesetas, con un endeudamiento de sólo el 7% frente al 25% permitido por la ley, y, por vez primera, el Ayuntamiento ha sido dirigido como una gran empresa. "Si a esta concepción gerencial la acusan de presidencialismo, de acuerdo", indica Pacheco. Reconoce que suprimió seis preguntas del borrador de encuesta presentado por Sofemasa -incluyendo las relativas a intención de voto-, pero lo explica indicando que ninguna de ellas se refería directamente a la gestión municipal, que era el tema estudiado.
Partidarios y adversarios de Pacheco coinciden en afirmar que el primer Ayuntamiento democrático de la historia reciente ha estado mucho más cerca del jerezano corriente que todos sus antecesores. La clase dirigente ha variado de manera sustancial y ya es sólo un recuerdo la figura de un alcalde y unos concejales vinculados a los apellidos famosos de Jerez, testaferros del vino y el caballo en muchos casos. Quizá por ello ha habido un creciente interés ciudadano por los asuntos municipales, auspiciado por la distribución del boletín del Ayuntamiento casa por casa.
La sombra de Rumasa
Fue aquí en Jerez, en mayo de 1961, donde nació el imperio de José María Ruiz Mateos bajo la advocación de Nuestra Señora del Socorro, un hombre que en su día hizo temblar a los principales bodegueros de la zona, muchos de los cuales tuvieron que vender sus firmas al holding de la abeja. Hoy día, laexpropiación de las bodegas de Rumasa ha puesto fin a un mito basado en la agresividad comercial y la acaparación de las bodegas en crisis.Aún se puede ver en los accesos a Jerez una larga fila de vallas publicitarias en la que figuran las distintas firmas bodegueras adquiridas por el anterior propietario de Rumasa desde que en 1961 se iniciara en los negocios de exportación de vinos. En total más tres mil jerezanos, entre fijos y eventuales, trabajan para Rumasa, la mitad en el sector bodeguero y la otra en las explotaciones agrarias de la zona, principalmente viñedos.
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