Madrid y Rabat
Es un delicado juego de equilibrio al que se entrega España en África del Norte. Después del viaje que el vicepresidente del Gobierno, Alfonso Guerra, ha efectuado del 22 al 25 de marzo a Argel, Felipe González ha viajado a Marruecos en su primera visita oficial al extranjero desde su instalación como jefe del Gobierno en Madrid.La llegada del Partido Socialista Obrero Español al poder en Madrid había sido acogida con circunspección en Rabat: ¿Qué actitud adoptaría sobre el problema del Sáhara? España, como afirma el Frente Polisario, tiene una responsabilidad particular en ese conflicto. En tanto que potencia colonizadora había firmado, en noviembre de 1975, con Marruecos y Mauritania, los acuerdos de Madrid, que preveían el reparto de este antiguo territorio suyo entre esos dos países. Ese texto había sido denunciado por el PSOE, entonces en la clandestinidad.
Como resultado de un viaje en el antiguo Sáhara español, Felipe González firmaba en noviembre de 1976 en Argelia, con los dirigentes del Polisario, un documento que condenaba "el acuerdo de Madrid de triste memoria, por el que tres Estados se arrogaban el derecho de disponer de un pueblo extranjero". El PSOE reconoció al Frente Polisario como "el único y legítimo representante del pueblo saharaui".
Sin embargo, llegados al poder, los socialistas españoles consideran que mantener buenas relaciones con Marruecos prima sobre las fidelidades militantes de ayer:
Dos razones explican por qué intentan reconciliarse con el régimen de Hassan II. Por una parte, el problema de Ceuta y Melilla, las dos plazas de soberanía española en la costa norafricana, reivindica das por Marruecos. Si el Gobierno de Rabat lanzara una campaña para la recuperación de esos dos enclaves, el PSOE se encontraría en una situación incómoda. Todo margen de maniobra le está vedado, debido a la presión de las fuer zas armadas, dispuestas sobre todo a reaccionar a una política de abandono por parte de un Gobier no de izquierda.( ... )
Por todas esas razones, España quiere mantener buenas relaciones con Marruecos, teniendo en cuenta las susceptibilidades argelinas. La aproximación actual entre Rabat y Argel puede hacer más fácil la tarea de la diplomacia de Madrid.( ... )
La disminución de las tensiones en el Magreb se desea vivamente en Madrid.( ... ) Se considera que Marruecos sería menos tentado de buscar el apoyo de potencias extrarregionales (en claro, Estados Unidos) cuando tenga resueltos los conflictos con sus vecinos. ( ... )
La solución del problema del Sáhara jugará a este respecto un papel fundamental.
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