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Escepticismo en la Alianza Atlántica

Andrés Ortega

La opción intermedia para los euromisiles que propondrá hoy el presidente de EE UU, Ronald Reagan, no va a resolver los problemas internos que tiene planteados la Alianza Atlántica ante este tema, se estima en medios próximos a la OTAN. Puede ser un gran golpe propagandístico que, en el caso improbable de que sea aceptado por los soviéticos, supondría, sin embargo, el inicio del despliegue de los nuevos misiles de la OTAN a partir de diciembre.Los números no son tan importantes, pero fuentes atlánticas han señalado que ya se han hecho estudios para el nuevo reparto de los euromisiles entre los aliados europeos. De hecho, en principio, el despliegue occidental está pensado para comenzar el próximo mes de diciembre, pero el completar la operación puede durar varios años. Bélgica y Holanda no comenzarán a instalar su parte, según fuentes fidedignas, hasta 1985.

Según las filtraciones recogidas en Bruselas por la agencia Reuters, Reagan ha propuesto a los soviéticos, sin citar cifras, un sistema de despliegue-desmantelamiento: la OTAN comenzaría a desplegar los euromisiles norteamericanos y, simultáneamente, la URSS empezaría a desmantelar sus SS-20, SS-4 y SS-5 hasta un nivel adecuado, a determinar en el curso de las negociaciones de Ginebra.

Hay dudas sobre si EE UU pedirá la igualdad en número de cabezas o en número de cohetes. Esta última posibilidad daría una superioridad a la URSS, ya que los SS-20 cuentan con tres cabezas cada uno, frente a los misiles Pershing 2 o de crucero, de una sola cabeza. Al dejar la propuesta sin cifras, EE UU ganaría la vez, situando la pelota en el campo soviético y entre los Gobiernos y opinión pública de Europa occidental. EE UU quiere, por otra parte, incluir a los SS-20 desplegados en la parte oriental de la URSS, que plantean un nuevo tipo de amenaza para sus aliados en esa zona del mundo.

Las filtraciones no hablan dequé tipo de misiles desplegaría EE UU en Europa de llegarse a un acuerdo interino. Por la doble decisión de la OTAN en 1979, deberían comenzarse a desplegar en diciembre, en cinco países, 464 misiles norteamericanos de crucero y 108 Pershing 2. La verdadera preocupación para los soviéticos -se estima en la OTAN- son los Pershing 2 a desplegar en la RFA. Rápidos, de corto tiempo de vuelo, tienen una precisión de 30 metros de radio al objetivo, una capacidad de la que la OTAN no ha dispuesto hasta ahora y que le permitiría decapitar varios centros de control en la URSS. Por otra parte, dado que el despliegue de los euromisiles norteamericanos es una operación que se puede alargar hasta finales de esta década, un acuerdo interino de este tipo presentaría pocos alicientes para la URSS, la cual, a cambio de una modificación ficticia en la situación real del despliegue occidental, tendría que desmantelar parte de sus SS-20.

El acuerdo interino no solucionaría los problemas político-militares internos de la OTAN, pues llevaría a un despliegue, aunque sea parcial, como ha recalcado el primer ministro belga, Wilfried Martens, para quien la opción cero sigue siendo la ideal. Después de insistir en la necesidad de una opción intermedia -que suponga un paso hacia la cero-, los europeos sa han dado cuenta de sus desventajas, según señalaron fuentes diplomáticas de la OTAN.

En medio de cierta euforia tras los resultados de las elecciones generales en la RFA, en la reciente reunión ministerial del Grupo de Planificación Nuclear de la OTAN en Vilamoura (Portugal) hubo una nueva unanimidad sobre la opción cero y, en caso de no ser alcanzada a tiempo, sobre la determinación de empezar el despliegue. La propuesta de Reagan nace con ambiente de golpe de teatro. En este contexto, se espera que los aliados atlánticos la aplaudan en público.

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