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El 'funcionario' del Centro Georges Pompidou que 'garantizaba' los falsos Dalí no ha sido localizado por la policía

Jean-Pierre Lacordaire, la persona supuestamente responsable de las certificaciones de los falsos cuadros firmados por Salvador Dalí en representación del Centro Georges Pompidou, de París, no ha sido todavía ser localizado por los funcionarios de la Brigada Central de la Policía Judicial, que se encarga del caso. Al parecer, Lacordaire podría encontrarse en Barcelona, y sus declaraciones contribuirán a aclarar la implicación de los acusados en la falsificación de más de 50 obras atribuidas a Dalí (véase EL PAIS del pasado domingo). Celedonio Perellón, el supuesto autor de las pinturas, niega rotundamente cuaiquier vinculación con el caso.

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Las oscuras razones

Según informaciones facilitadas por los funcionarios que integran el grupo de estafas de la Brigada Central de la Policía Judicial, la detención de los supuestos implicados en el caso (Jorge Franch, María Soledad Gutiérrez y Celedonio Perellón) se produjo el 10 de enero de este año. Los tres fueron puestos en libertad después de pasar a disposición judicial y el caso se encuentra en estos momentos en el Juzgado de Instrucción número 22, donde se realizan las correspondientes diligencias previas.La reconstrucción de los hechos, en base a la versión de los funcionarios encargados del caso y a las declaraciones de los acusados recogidas en las diligencias instruidas el 11 de enero de este año, es contradictoria, por cuanto núentras que Jorge Franch y María Soledad Gutiérrez reconocen haber comerciado con pinturas de temas dalinianos del pintor Celedonio Perellón comprados a éste sin su firma, el pintor niega toda implicación y asegura en esas mismas declaraciones haber vendido solamente cinco acuarelas de temas eróticos firmadas por él.

Jorge Franch, barcelonés, de 56 años, casado y dedicado a la venta de libros y obras de arte, declara en las mencionadas diligencias que la venta de los trabajos atribuidos a Dalí (acuarelas, dibujos y bocetos) empieza a realizarse en abril del pasado año, fechas en las que Alberto Pulido, marchante de cuadros, le ofrece quince acuarelas de Dalí sin enmarcar. Al parecer, estos cuadros podrían haber sido pintados por Manuel Pujol Baladas, otro de los pintores que durante estos últimos días aparece implicado en la realización de copias de Dalí. Estos cuadros fueron vendidos en Zaragoza, Madrid, Benidorm, Oña (Burgos), Utego (Zaragoza), Rosas (Gerona) y Valencia. En Utego, el comprador de una de estas acuarelas fue el propio alcalde del pueblo, Carlos del Río, quien sólo llegó a pagar 200.000 pesetas de un total de 500.000 pesetas por las que le había sido vendida la acuarela.

Franch añade en sus declaraciones que, posteriormente a estas operaciones (en julio de 1982), Celedonio Perellón le entrega dos acuarelas sin firma. Estos trabajos los recoge su secretaria, María Soledad Gutiérrez, en la portería del edificio situado en la calle de Villanueva, 29, en la que el mencionado pintor tiene su estudio de trabajo. A partir de ahí, declara, recoge trabajos de Perellón (no especifica cuántas veces) siempre sin firmar, utilizando el mismo sistema de recogida. Jorge Franch declara que él nunca puso la firma de Dalí en los cuadros y que lo intentó en dos ocasiones, con tan mala fortuna que los cuadros quedaron destrozados.

Añade después que las pinturas que le entregaba Celedonio Perellón eran posteriormente enmarcadas en la casa de marcos y molduras Olarra, de la calle de Lope de Vega de Madrid. Aquí llegaron -siempre según la versión de la policía, a partir de las mencionadas declaraciones- un total de 60 trabajos firmados por Dalí y 10 de Celedonio Perellón. Por su parte, Perellón asegura que Franch negó ante el juez la adquisición de cuadros firmados por él.

María Soledad Gutiérrez, madrileña, 35 años, soltera y dedicada a las relaciones públicas y al comercio de obras de arte, asegura en su declaración que, al contar con la garantía del comisario del Centro Georges Pompidou (todas las ventas llevaban el certificado expedido por el buscado Jean-Pierre Lacordaire), no tuvo ningún re celo ante el trabajo que realizaba Después, dice, en noviembre del pasado año decidió dejar de vender, "porque eran demasiados Dalí".

María Soledad sintetiza en su declaración el proceso de comer cialización de estos cuadros: una vez recogidos los dibujos, éstos eran fotografiados en la casa Falcó, situada en la calle de Lagasca, 58, de Madrid. Las fotografías eran recibidas por Lacordaire (éste se encontraba entonces en Madrid). Después de un plazo de uno o dos días enviaban los cuadros a enmarcar a la casa Olarra y, finalmente, ella y Franch se encargaban de contactar con los posibles clientes. El precio medio estaba en tomo a las 300.000 pesetas.

La factura final del producto parecía estar tan conseguida que una de las acuarelas, titulada Jinete con lanza, llegó a ser subastada en la galería Ansorena de Madrid al precio de 500.000 pesetas.

El supuesto autor de estos trabajos, el pintor Celedonio Perellón, hombre ampliamente conocído en el mundo artístico tanto por sus pinturas como por sus dibujos, niega en las declaraciones todo tipo de implicación y asegura que nunca ha vendido trabajos sin su propia firma.

El pintor, que se encontraba ayer en Palma de Mallorca, precisó a este periódico que su relación con Franch y su secretaria se limita a la entrega de cinco acuarelas de tema erótico, vendidas a 25.000 pesetas cada una, y que nunca, a lo largo de su trayectoria artística, ha realizado copias de Dalí ni trabajos sobre temática propia del pintor de Cadaqués. "Jamás he hecho pinturas sin firma, y sólo puedo decir que estoy totalmente indignado y sorprendido por el tema".

Denuncias contra Franch

Por otra parte, la pintora María Antonía Dans y José Uría, propietario de la galería Monzón de Madrid, informaron a este periódico de que en 1980 interpusieron sendas denuncias contra Jorge Franch debido al pago con talones sin fondos, sin que hasta la fecha hayan conocido fecha para el correspondiente juicio. El talón recibido por María Antonia Dans fue de 300.000 pesetas, mientras que el de José Uría ascendía a 325.000 pesetas. Todos los cuadros en litigio se encuentran, en la actualidad, distribuidos entre los compradores aunque disponibles para la investigación policial.

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