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Marruecos libera pesqueros españoles en vísperas de la llegada de Felipe González

Las autoridades marroquíes pusieron ayer en libertad a ocho de los diez pesqueros españoles apresados a lo largo de esta semana, que permanecían en el puerto de Casablanca. Ayer por la tarde, Marruecos anunció que habían sido liberados ocho barcos, con multas muy bajas, que oscilan entre las 48.000 y las 60.000 pesetas. Se espera que las otras dos embarcaciones apresadas sean puestos en libertad en el día de hoy, en condiciones parecidas.Todo esto se interpreta en Rabat como un "gesto de buena voluntad" hacia la visita del presidente del Gobierno español, Felipe González, que el próximo día 28 llegará a la capital marroquí.

Ese día, sin embargo, España teóricamente ya no tendrá embajador en Marruecos porque el actual, Alfonso de la Serna, que ha de ser sustituido por Raimundo Bassols, se despidió oficialmente del rey Hassan II el día 25 por la noche, aunque ello no le impedirá prolongar su estancia unos días.

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Marruecos, a través de su embajador en Madrid, Abdel Hafid Kadiri, ha expresado su convicción de que "el viaje de Felipe González a Rabat", con tanta urgencia preparado, "será un éxito". Permitirá, desde luego, saber que el futuro económico de Ceuta y Melilla depende de Marruecos, pero puede servir para que ambos países, en las conversaciones políticas que van a celebrarse y que constituyen la cuestión principal de las visitas de Felipe González, puedan clarificar posibles puntos de incomprensión que queden, y establecer el clima en que se desarrollarán las futuras negociaciones económicas.

Queda el aspecto político del viaje. En este terreno es donde probablemente se pueda establecer una mayor cooperación, porque en los tres campos indicados el rey Hassan II juega a su vez un papel de primer orden. Él es el hombre clave -apoyado por Arabia Saudí y Estados Unidos- para lograr una solución jordana al secular conflicto de Oriente Próximo; él es la garantía de que la concertación mediterránea -ese Mediterráneo libre de flotas extranjeras que ya había exigido el general De Gaulle- no será antiatlantista, y él es una pieza clave en la restauración de la idea del Gran Magreb, que obviamente pasa por un cierto abandono del Polísario y de aquella vieja idea de construir el Magreb de los pueblos.

Ceuta y Melilla

El presidente del Gobierno español, Felipe González, que ha afirmado que no hablará de Ceuta y Melilla durante su inminente visita a Marruecos, tendrá que rendirse a los hechos consumados y tener en cuenta que, al margen de su propósito, y le hablen de ello o no los marroquíes, Ceuta y Melilla estarán presentes tácitamente en las 48 horas de conversaciones.Las recientes medidas de control aduanero tomadas por Marruecos, con vistas o no al viaje del jefe del Gobierno español, pero en cualquier caso legítimas, pueden demostrar a Felipe González que no es necesario hablar de Ceuta y Melilla para hacer ver que la supervivencia económica de éstas depende claramente de Marruecos.

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