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El ministro francés de Economía, reticente ante el ingreso de España y Portugal en la Comunidad

Hablar hoy de la entrada de España en la Comunidad Económica Europea (CEE) "me parece un problema de confusión más que de otra cosa", declaró ayer a mediodía el ministro francés de Economía, Jacques Delors, al segundo canal de la televisión gala. El tema de la ampliación de la Comunidad surgió cuando el ministro se refirió a la actitud sobre el mismo problema de los países miembros del norte de Europa.De entrada, Delors estimó que "hay países que cortejan a España y Portugal, y existen quienes hablan francamente. En realidad, antes de extender Europa a doce miembros es necesario que la Europa actual funcione". El ministro indicó que se plantean varios problemas que "hay que resolver de antemano".

Se refirió a estos problemas en forma de interrogación. En primer lugar, Delors se preguntó si Europa puede hablar hoy en las negociaciones internacionales con una sola voz. En segundo lugar, se preguntó si la CEE puede financiar hoy la entrada de España y Portugal en la Comunidad Económica Europea.

Un problema de confusión

Acto seguido cuestionó: "¿Contamos con una política agrícola común que permita integrar los problemas de las frutas y legumbres francesas?". Y, por fin, un cuarto punto: "Las instituciones tienen que funcionar sin tanta burocracia y papeleo, y sin acaparar a los jefes de Estado".

Mientras no se resuelvan estas cuatro cuestiones, afirmó Delors, el ingreso de España "es un problema de confusión más que otra cosa". En estas declaraciones del que se valora como el europeo número uno del socialismo francés no existen elementos realmente nuevos respecto a la actitud tradicional francesa por lo que toca a la ampliación de la Comunidad Económica Europea.

Ahora bien, la forma y el momento sí son nuevos para quienes sospechan que un Gobierno socialista en París, homólogo del de Madrid, acelerará la negociación España-CEE.

Por lo que respecta a la forma, Delors se ha expresado en términos que no dejan lugar a dudas sobre la vaguedad del problema español en el contexto actual, de crisis, de la Comunidad Económica Europea.

El momento también es indicativo: el mismo día que termina el Consejo Europeo, en Bruselas, el ministro más importante en estos instantes del Gobierno francés, interlocutor privilegiado del presidente François Mitterrand, ha aprovechado la ocasión, en cuanto regresó a París, para sacar de dudas, una vez más, a la opinión francesa y a la española.

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