La presidencia del general Efraín Ríos Montt parece tocar a su fin en Guatemala

El fusilamiento de seis personas en vísperas del viaje de Juan Pablo II y el reciente asesinato de cuatro empleados de la Agencia para el Desarrollo Internacional (ADI) norteamericana a manos de las fuerzas de seguridad guatemaltecas, han comprometido seriamente la continuidad en la presidencia del general Efraín Ríos Montt, que hace un año fue promovido al cargo tras un golpe de los jóvenes oficiales que pretendían precisamente romper el cerco internacional contra su país.

Los rumores de golpe militar se hacen cada día más insistentes en Guatemala, a pesar de que ayer fueron desmentidos por un portavoz gubernamental. A diferencia de otras situaciones similares, ya sorteadas por el presidente a lo largo de los últimos doce meses, en esta ocasión se mencionan dos posibles candidatos para sustituirle: el general Federico Fuentes, actual director del Comité de Reconstrucción Nacional, y el general Oscar Mejía, ministro de Defensa.A lo largo de un año, el presidente Ríos Montt ha demostrado una rara habilidad para desarticular conspiraciones golpistas, aunque ello le ha costado la devolución de cuotas importantes de poder militar a los generales que fueron desplazados por el golpe del pasado año, entre ellos a Aníbal Guevara, proclamado ganador de las elecciones fraudulentas celebradas el 8 de marzo de 1982.

Este ascenso de la camarilla castrense más próxima al ex presidente Romeo Lucas tendría su reflejo en la ya apuntada posibilidad de que el general Óscar Mejía, encuadrado en las filas de los halcones, pueda ser el beneficiario de un nuevo golpe.

La candidatura del general Federico Fuentes representa, por el contrario, la continuidad del proyecto reformista, dicho esto con todas las salvedades, puesto en marcha por los oficiales jóvenes. Hombre bien relacionado con los diplomáticos occidentales acreditados en Guatemala, él administra, dentro del binomio fusiles y frijoles ideado para combatir a la guerrilla, el capítulo de los frijoles.

El Comité de Reconstrucción Nacional que preside estaba destinado, en los planes de Ríos Montt, a convertirse en una especie de superministerio con una fuerte participación del presupuesto nacional, al margen de las ayudas que recibe de organismos internacionales. De esta forma, se pretende restar base social a la guerrilla.

El general Fuentes representaría la cara más amable de un ejército en el que, por lo demás, no hay fisuras en el convencimiento de que cualquier proyecto democratizador pasa por el aniquilamiento de la guerrilla.

Presiones norteamericanas no serían ajenas a un posible autogolpe, con Fuentes como presidente de recambio. El embajador estadounidense en Guatemala, Frederic Chapin, se encuentra actualmente en Washington, Hamado a consultas por su Gobierno tras el asesinato de los cuatro empleados de la ADI.

Tras este suceso, Chapin intentó en vano entrevistarse con Ríos Montt, quien le remitió a su ministro de Defensa. Las relaciones entre los dos países se encuentran en su punto más frío después que la Administración Reagan decidiera reanudar la venta de equipos militares al Gobierno de Guatemala, interrumpida en 1977 por Carter.