Una guerra apoyada por Surafrica amenaza al régimen mozambiqueño de Machel
Independiente desde el 25 de junio de 1975, Mozambique, antigua colonia portuguesa en África oriental, se enfrenta, siete años y me dio después, con una grave crisis económica, provocada en gran parte por los sabotajes, secuestros de técnicos, inseguridad y falta de inversiones, debido a la existencia de la guerrilla marcadamente anticomunista del MNR (Movimiento Nacional de Resistencia), subvencionada por la República Surafricana y que actúa en siete de las diez provincias de que consta el país. Fue precisamente esta guerrilla la que capturó a las tres religiosas españolas, puestas en libertad el miércoles, tras un mes de cautiverio. El autor de este informe es profesor de historia en Maputo.
A falta de una emisión diaria de la televisión mozambiqueña, que, en su fase experimental, sólo emite tres horas en la tarde del domingo, los pocos receptores instalados en Maputo captan los programas de las televisiones de las cercanas Suazilandia o República Surafricana. En la televisión surafricana, aburrida, llena de westems y presentada y hecha por y para blancos, se pueden ver casi cada noche, en el equivalente a nuestro telediario, entrevistas a los dos negros más famosos en esa televisión: Jonás Savimbi, dirigente de la guerrilla UNITA (Uniáo Nacional para a Independéncia Total de Angola), que actúa en el sur de Angola, frontera con Namibia, con el apoyo de los soldados surafricanos que desde hace más de un año tienen sus bases instaladas en el sur de Angola, a pocos kilómetros de las tropas cubanas, y Alfonso Dhlakama, comandante de la guerrilla del MNR, que afirma cotidianamente que está a las puertas de Maputo con,sus, según él, 8.000 hombres, dispuesto a acabar con el régimen marxista-leninista de Samora, Machel. Dhlakama no oculta en ningún momento, cuando es entrevistado, sus simpatías al régimen blanco del apartheid, al que, dice él, debe gran parte de su potencial militar y logístico.Esta afirmación de Dhlakama es corroborada por todos los que siguieron la evolución de Mozambique después de la independencia, reconociendo que, sin este padrinazgo surafricano, el MNR nunca hubiera logrado su expansión actual, iniciada en 1976 desde las provincias limítrofes con Zimbabue y con el apoyo del entonces primer ministro de Rhodesia, Ian Smith. Con Zimbabue independiente e instalado en el poder el dirigente del ZANU (Zimbabwe African National Unity), Robert Mugabe, después de las elecciones surgidas a raíz del acuerdo de Lancaster Elouse, el MNR pierde un aliado y traslada sus bases de entrenamiento al Transvaal -zona noroeste de la República Surafricana-, hecho que no impide el que los grupos operativos en el interior de Mozambique sean aprovisionados regularmente con helicópteros que atraviesan, a partir de Suráfrica, los deficientes sistemas de radar mozambiqueños.
Andrés Matsangaísa, expulsado del Frelimo (Frente de Liberagáo de Móçambique, partido en el poder en Mozambique) por corrupción, fue el primer comandante del MNR hasta su muerte en combate, a finales de 1979. Su sucesor, el actual Dhlakama, también proviene de las filas del Frelimo, que abandonó unos años antes. Detrás de Dhlakama están, según los analistas de la problemática del Africa austral, los intereses del financiero portugués Jorge Jardím, muerto recientemente en Libreville y de quien se decía que poseía la fortuna más poderosa de todo Mozambique en la época colonial, y de su secretario particular, Orlando Cristina, que vive la mayor parte de su tiempo en Johanesburgo, en la República Surafricana.
Las provincias de Inhambane, Manica y Sofala, en el centro del país, son las más perjudicadas por las acciones del MMR, os bandos armados, según la terminología oficial. Al abandonar la ciudad de Beira, capital de Sofala y segunda ciudad de Mozambique, con sus 250.000 habitantes, en dirección a la frontera con Zimbabue, los con tinuos controles en la carretera te advierten de la peligrosidad de la zona. A sesenta kilómetros de Beira seatraviesa el río Pungué mediante un puente flotante, construido al lado del anterior, destruído hace un año por el MNR, acción que supuso la incomunicación de la provincia de Manica con el resto del país. Pasa do este puente no se tarda en ver más huellas del paso de los bandos armados. El conductor del jeep lo advirtió antes de comenzar el viaje: "Recogeremos a muchos hombres que no tienen orejas, o mujeres sin senos, cortados por los bandos armados".
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