Ejecutivo y la judicatura de Italia, enfrentados sobre, un extraño caso de corrupción judicial

El jefe del Estado italiano, Sandro Pertini, decidió ayer mantener en sus funciones a los treinta miembros deltonsejo Superior de la Magistratura acusados de malversación de fondos públicos. -Por su parte; la Fiscalía General de Roma, que los había incriminado, respondió con una acción que el diario La Repubb1íéa calificó, con un titulo que ocupaba toda la primera página, de Mesario a Pertini" y que puede concluir en la detención de los miembros de! la Magistratura citados.

Horas después de la sesión plenaria del Consejo Superiorde Magistrados, del cual Pertini es el presidente los dos fiscales que llevan la investigación sobre sus colegas supetiores han enviado un grupo de guardias del Ministerio de las Finanzas para retener nuevos documentos de contabilidad.Esta vez no se refieren ya a los ."abundantes cafés" bebidos a cuenta del Estado, sino a los "viajes de estudio" fuera y dentro de Italia de los miembros del órgano supremo de la Magistratura italiana.

Esto puede ser el inicío de un grave conflicto en el país, porque significa un duro ataque al órgano superior de la Magistratura, contra el parecer mismo del jefe del Estado. Se teme incluso que, de un momento a otro, las incriminaciones a los magistrados puedan.convertirse en mandatos de detención, en cuyo caso el presidente de la República no tendría más remedio,que disolver una de las instituciones de mayor prestigio.

El caso es feo y delicado, porque el fiscal jefe de Roma es Achille Gallucci, sobre cuya conducta estaba investigando precisamente el Cónsejo Superior de la Magistratura tras haber. sido acusado por la presidenta de la comisión parlamentaria sobre la P-2 de "falta de colaboración" en la investigación sobre Licio Gelli y de haber retenido documentos de gran importancia para la investigación.

Desde hace tiempo, Gallucci era sospechoso de haber sido el hombre de -hierro que se había opuesto a que se abrieran investigaciones de gran importancia, tanto en el campo del terrorismo como en el de las finanzas. Por eso, ayer, La Repubblica, en un editorial, planteó el caso como una guerra de Gallucci contra sus compañeros del Consejo Superior de la Magistratura, y llega a formular la hipótesis de que Pertini podría acabar denunciando al fiscal jefe de Roma "por atentado contra la personalidad del Estado". Y añade que un desafío de esta envergadura de un fiscal de la República contra el mismo jefe del Estado "no se había visto jamás en este país".

Al mismo tiempo, en la otra franja de los escándalos que agitan en este momento el mundo político italiano, el secretario del partido socialista, Bettino Craxi, acaba de enviar a Turín a tres comisarios para preparar un congreso regio.nal extraordinario tras haber disuelto todos los órganos del partido en Piamonte.

Esta ha sido la respuesta a las detenciones de cuatro socialistas, uno de los cuales, teniente de alcalde de Turín, fue acusado de es tafa contra el Estado por toda una serie de enjuagues administrativos de tipo mafloso. Craxi fue tajante: que pague quien tiene que pagar, pero sin que esto signifique un menosprecio para la imagen de un partido que estaba obteniendo cada vez más aceptación dentro del país.