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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Las elecciones en la RFA y los euromisiles

LAS ELECCIONES que se celebran hoy en Alemania occidental tienen una importancia trascendental para Europa. No ya por la razón obvia del peso de Alemania en nuestro continente, sino por una coyuntura excepcional: EE UU se puede ver obligado -según lo que salga de las urnas alemanas- a una revisión profunda de la decisión de colocar los euromisiles e incluso de su táctica en las negociaciones de Ginebra.Pocas veces ha ocurrido en la historia que una decisión de política internacional esté tan directamente pendiente del resultado de unos comicios electorales. Ello no se debe a una simple coincidencia de fechas, ya que en otros períodos las decisiones de política internacional han contado, sobre todo en Alemania, con el apoyo convergente de los dos partidos principales, el SPD (partido socialdemócrata) y el CDU-CSU (sigla doble por la existencia en Baviera de un partido socialcristiano federado con el cristianodemócrata del resto de Alemania). Esta vez no ocurre así.

¿Por qué se ha roto el consenso tradicional sobre problemas internacionales y de seguridad? La causa está en que, mientras Kohl juega a fondo la carta de la fidelidad atlántica y de la confianza plena en la política norteamericana, el SPD refleja una evolución profunda que se viene manifestando en amplios sectores de la población alemana, sobre todo de la juventud: conciben la seguridad de una manera nueva; consideran que la colocación de los Pershing aumenta no la seguridad de Europa, sino los peligros de destrucción; tienen la sensación de que existen posibilidades de negociar en Ginebra con los soviéticos, pero que EE UU no las aprovecha porque tiene sus objetivos propios en la confrontación bipolar.

Incluso en determinadas zonas de la opinión apunta ya la idea de que sólo mediante el desarme nuclear se podrán abrir nuevos horizontes de una futura unificación alemana. Los objetivos del pacifismo y de cierto nacionalismo pueden acercarse.

Sensible a estas evoluciones, el SPD, que tiene ya a su haber el logro de la ostpolitik, ha adoptado desde su salida del poder en octubre del año pasado posiciones más netas en pro del desarme nuclear. A ello le estimula también el deseo de ganar votos de los verdes, que hacen precisamente de la ecología y de la lucha contra el armamento nuclear el caballo de batalla de su política.

Los problemas económicos ocupan asimismo un lugar central en las elecciones alemanas. El aumento del paro se ha disparado en los últimos meses, alcanzando dos millones y medio de desempleados. Pero al lado de este problema angustioso, la economía alemana presenta otros índices positivos. Kohl, con sus aliados liberales, preconiza se devuelva su pleno juego al libre mercado; mientras el candidato a canciller socialdemócrata, Vogel, propugna una intervención del Estado con objetivos económicos y sociales.

¿Cómo se van a expresar estas diversas opciones en el terreno electoral? A pesar de que el sistema constitucional alemán tiende a afianzar el bipartidismo, ocurre que en estas elecciones el resultado, incluso las características del futuro Gobierno, dependen en gran medida de los dos pequeños partidos, los liberales y los verdes.

Estos tienen posibilidades reales de entrar en el Parlamento. En sucesivas elecciones regionales, en los últimos meses, salvo en Baviera, han superado el 5%. Sin embargo, estos resultados no incluyen regiones en las que vive más de la mitad de la población. La decisión puede depender de unos 30.000 votos. Ahora bien, es casi imposible que el SPD pueda ganar sólo la mayoría. Nunca lo ha logrado. Por tanto, la posibilidad de que Vogel acceda a la cancillería depende de que los verdes entren en el Parlamento. Sus votos, descartando desde luego una coalición, permitirían la constitución de un Gobierno socialista. Pero ello acentuaría sin duda la tendencia a una política contraria al armamento nuclear.

En cuanto a los liberales, han sufrido un descenso casi a la mitad de sus votos en las recientes elecciones, que dando por debajo del 5%. Pero es un partido con raíces históricas y puede recibir votos de sectores de derecha deseosos de impedir que el CDU-CSU obtenga sólo la mayoría absoluta. En efecto, en esa eventualidad Strauss sería el ministro de Asuntos Exteriores y se impondrían las tendencias más reaccionarias. Esto preocupa incluso a círculos próximos a Kohl, y no es imposible que electores democristianos ayuden a los liberales con su segundo voto.

Conviene recordar que el sistema electoral de la RFA otorga a cada elector dos votos: con el primero elige por mayoría simple un candidato en una de las 248 circunscripciones en que está dividido el país. Pero tiene además un segundo voto, que otorga a una lista de partido, presentada en cada land, y por la proporcional quedan designados otros 248 diputados. Y en esta distribución proporcional sólo entran las listas que obtienen más de un 5% de los votos.

Los sondeos indican mayores probabilidades de que Kohl siga en la Cancillería. Dentro de pocas horas se sabrá qué han dicho en las urnas los ciudadanos de la RFA.

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