Polémica restauración de la Real Fábrica de Paños de Brihuega
En breve van a iniciarse en Brihuega, Guadalajara, las obras de restauración de la Real Fábrica de Paños, una de las escasas muestras de la arquitectura fabril del siglo XVIII y edificio único en su especie. Su originalidad viene marcada por la estructura circular de su nave principal, la Redonda, que semeja una plaza de toros y antaño estuvo ocupada por los telares, así como por sus espléndidos jardines, de tipo romántico, y su situación estratégica, que domina la vega del Tajuña.
La restauración de la Real Fábrica ha suscitado, sin embargo, polémicas, dado que es de propiedad particular y se discute el hecho de que las obras corran a cargo del Estado en vez de procederse directamente a su expropiación, en base a su enorme valor histórico-artístico. En cualquier caso, si en algo coinciden, tanto los vecinos de Brihuega como todo el que conoce la fábrica, es en la necesidad de frenar el proceso de ruina, todavía reversible, al que actualmente están abocados sus elementos de mayor interés: la Redonda y la Capilla.El proceso de restauración, para el que se han presupuestado veinticuatro millones de pesetas, pasa por la consolidación de la estructura existente, despojada, en la medida de lo posible, de aquellos elementos discordantes que los diferentes usos de sus edificaciones, principalmente residenciales, han ido introduciendo en el conjunto. Se trata, por tanto, de recuperar la configuración original y conservar los elementos válidos dentro de las sucesivas ampliaciones que en el mismo se realizaron.
La Real Fábrica se terminó en 1787, bajo la dirección directa de Carlos III, que la arrendó al Gremio de Mercaderes de Paños de Madrid. Ya en el siglo XIX, y a consecuencia de la desamortización, pasó, a manos privadas y se perdieron las referencias sobre su utilización propiamente industrial. Hoy la propiedad se encuentra bastante atomizada entre los descendientes del primitivo propietario, y la familia carece de recursos para su reconstrucción y mantenimiento, sin duda costoso, dado que el conjunto ocupa un espacio aproximado de 30.000 metros cuadrados.
Proceso de decadencia
Según el proyecto llevado a cabo por los arquitectos Carmen Mostaza y Andrés Perea, los veinticuatro millones servirán para realizar una parte de todas las obras que habrían de efectuarse para la reconstrucción total de la fábrica. Se intentará, ante todo, frenar el proceso de decadencia, consolidar la estructura, hacer una nueva cubierta de la Redonda, con nuevas entradas de luz, acristalar los huecos, recuperar los itinerarios y accesos originales y restablecer el color exterior. También se potenciará' la utilización de la antigua red de conexiones de agua, en movimiento en todo el conjunto, y reconstruir la bóveda de la Capilla, actualmente en lamentable estado. Se prevé también la ampliación de uno de los elementos más sugestivos de la Real Fábrica: los jardines, que en alguna ocasión han sido calificados de versallescos, no de forma desacertada si se tiene en cuenta que en su primera ejecución trabajaron jardineros franceses.
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