La psicología del fanatismo, analizada en una tesis doctoral
El profesor de la Facultad de Filosofía y Ciencias de la Educación de la Universidad de Barcelona Federico Javaloy ha presentado su tesis doctoral sobre la psicología del fanatismo. A juicio de catedráticos como José Antonio González Casanova, se trata del primer intento de un análisis global del fenómeno, un trabajo con vocación de totalidad. Para Javaloy, plantearse el marco teórico conjunto es una necesidad previa a estudios unidisciplinares del tema."El mensaje general del trabajo es que la mayoría de grandes crímenes se hacen en nombre de los grandes ideales y pretendo demostrar que la consecución de estos ideales no es el fin último de] fanático, sino un pretexto para volear impulsos reprimidos, su narcisismo -evidente en la megalomanía de los líderes-. El fanatismo resulta atractivo porque parece desinteresado. El fanático busca sus grandes ideales desde un fracaso personal. Esta figura parece no tener escrúpulos y, sin embargo, los tiene. Es terriblemente ético, sigue, a rajatabla, fiel a sus principios. Nunca nadie puede decir de un fanático que no se compromete. Convierte sus ideas en acción y tacha al resto de inconsecuentes. El fanático tiene amor a la muerte, este romanticismo de la muerte es la clave de su intrepidez".
El estudio hace una aproximación histórica al fanatismo. Para Javaloy, hasta la Revolución Francesa, el fanatismo paradigmático es el religioso, la Inquisición y las Cruzadas. "El siglo XVIII está obsesionado por el fanatismo, es un tema reiterado por la Ilustración. La Enciclopedia le dedica treinta páginas y Locke escribe su Carta sobre la tolerancia". La palabra fanático procede del latín fanaticus, "que se refería a los sacerdotes de religiones mistéricas".
"Los fanáticos absolutizan una idea y, en la medida de que la religión es un culto a lo absoluto, el fanatismo siempre es religioso".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.