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Ambiente distendido en la primera jornada de los ministros de Transportes y Agricultura en Rabat

Enrique Barón y Carlos Romero, ministros de Transportes y Agricultura y Pesca, respectivamente, confirmaron ayer, a su llegada a Rabat, que vienen a abordar, desde un punto de vista técnico, todos los aspectos de la cooperación hispano-marroquí tratados por el ministro de Exteriores, Fernando Morán, durante su primera visita oficial a Marruecos, en diciembre pasado.

Barón confirmó que la delegación española es portadora de un mensaje del jefe del Gobierno, Felipe González, que, en realidad, aún no se sabe si, por razones protocolarias, será entregado al propio rey Hassan II o al primer ministro, Maati Buabid.El ministro español rehusó, no obstante, confirmar o desmentir la información publicada por este periódico en cuanto al contenido del mensaje, y precisó que le parecía una incorrección revelar a la Prensa su contenido antes de entregarlo.

El ministro de Transportes confirmó igualmente que este viaje forma parte de la preparación de la visita que debe efectuar a Marruecos el presidente del Gobierno Felipe González.

A pesar de la tensión de la última semana, motivada por la resolución de la Unión de Parlamentarios Arabes sobre Ceuta y Melilla, los ministros españoles y sus homólogos marroquíes, Bensalem Smili (Pesca y Marina Mercante) y Mansuri Ben Ali (Transportes), que acudieron a recibirles, se mostraron muy distendidos y en las breves declaraciones a la Prensa, a la llegada, las alusiones a los deseos de cooperación y amistad fueron frecuentes.

Esta visita, considerada fundamentalmente un gesto español hacia Marruecos, no deja de ser parte del camino hacia la conclusión con Marruecos de los acuerdos globales de cooperación más importantes que hayan existido entre los dos países desde la entrega del Sahara en 1975.

Las dos delegaciones tendrán que lograr un compromiso, si quieren avanzar, sobre un vasto temario que ambos enfocan de manera diferente. Marruecos parece inclinarse por una negociación al estilo de las propuestas para el diálogo Norte-Sur, y España se inclina por la línea seguida por todos los países europeos de alcanzar una colaboración mutuamente beneficiosa y en donde las contrapartidas y reciprocidades sean muy próximas las unas a las otras.

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Un mejor precio por pescar

Sumariamente expuestas, Marruecos reclama a España un mejor precio por pescar, acompañado de una autolimitación del esfuerzo pesquero español, equilibrar la balanza comercial entre los dos países, deficitaria para Marruecos, colaboración para la ampliación y restauración de la infraestructura portuaria de pesca marroquí, cooperacion para la instalación de redes de congelación de pescado, escuelas para adiestrar marroquíes en pesca, facilidades para el tránsito de los agrios marroquíes destinados a la CEE, reparto igualitario de los beneficios que reporta el tránsito de personas y mercancías a través del estrecho, y legalización y extensión de los beneficios de la seguridad social española a los más de 60.000 trabajadores marroquíes que trabajan ilegalmente en España actualmente.Asimismo piden cooperación para abordar conjuntamente la entrada en nuevos mercados de pescado, colaboración para potenciar las riquezas naturales marroquíes propias para el turismo, y además, que el Gobierno español practique una política de incitación a las inversiones españolas en Marruecos a posibles inversionistas españoles.

A esta relación de demandas, que no es exhaustiva, Marruecos ha añadido la de Ceuta y Melilla, que no es nueva como tal, pero sí es nuevo el apremio de Marruecos para que sea el actual Gobierno socialista español, durante su mandato, el que reconozca la existencia de dicho contencioso, y partiendo de ese reconocimiento deje sentadas las bases para su ulterior negociación.

Unica contrapartida de Marruecos

A cambio de todo ello, Marruecos ofrece a España como contrapartida la posibilidad de pescar en aguas marroquíes, incluidas las saharianas, mucha amistad, y proyectos de gran prestigio como la construcción de un enlace fijo -puente o túnel- a través del estrecho de Gibraltar, que al coste de 50.000 millones de dólares selle eternamente la amistad híspano-marroquí.No tiene nada de particular que en esas condiciones los responsables españoles, ya incluso bajo el anterior Gobierno de UCD, se preguntasen: ¿a cuánto sale a los españoles el kilo de pescado?

Cooperación global

Esta constatación, sin embargo, no implica que la cooperación global y a largo plazo, la solución de todos los posibles contenciosos, incluido el de Ceuta y Melilla, no sea interesante para España y Marruecos.Las autoridades españolas tendrán, sin embargo, que convencer a las marroquíes de esa manía de tratarlo todo con la intención primordial de obtener beneficios políticos y propagandísticos ínternos, y llegar a tratar los problemas con absoluto realismo y dentro de un estricto espíritu de reciprocidad.

La distensión observada en el recibimiento de los ministros españoles se extendía ayer a la Prensa marroquí, en la cual, y hasta el diario Al Bayane, siempre crispado cuando de España se trata, se regocijaba de "la susceptibilidad de los pueblos mediterráneos con su exagerada propensión a inflamarse por nada o casi nada, pero también capaces de volver rápidamente a los mejores sentimientos". Otros, como el Maghrib, preferían entender que "los clamores de Madrid se apaciguaron" y que "el tono de Madrid se ha vuelto más conciliador".

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