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Un tratado que ha resistido 20 años de cambios y crisis

El Tratado de Cooperación Franco-Alemán, cuyo aniversario acude hoy a celebrar a Bonn el presidente francés, François Mitterrand, en compañía del canciller de la República Federal de Alemania (RFA), Helmut Kohl, ha resistido, después de veinte años, a todas las crisis o cambios políticos de ambos países y la cooperación, en términos globales, es positiva.Mitterrand pronunciará hoy en Bonn un discurso en el Bundestag, y después participará, en compañía de Kohl, en una emisión televisada. Mañana, el canciller germano occidental será en París el huésped del presidente francés, que le invitará a almorzar en el palacio del Elíseo, y, tras un discurso de Kohl en el Hotel de la Moneda parisiense, los dos hombres de Estado asistirán a un concierto en los Inválidos.

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Con este ceremonial formalista, franceses y germanos occidentales desean acreditar lo que, de un lado como del otro del Rin, se da por afirmado definitivamente: la institucionalización de las buenas relaciones que, hace dos decenios, estableció el tratado firmado por el general Charles de Gaulle y el canciller Adenauer.

En este sentido, el tratado franco-alemán se valora como un éxito institucional que ha borrado todas las huellas de siglos de guerras entre dos países enemigos viscerales.

La alternancia en Francia entre los gaullistas, giscardianos o socialistas, como la que se ha producido en la RFA entre los democristianos y socialdemócratas, les ha servido a los dos pueblos para probar que la cooperación y las buenas relaciones son mucho más fuertes que las dificultades o las etapas de crisis que han surgido a lo largo de estos últimos cuatro lustros inaugurados por la oficialización de la amistad entre los Gobiernos de París y Bonn.

La actualidad, precisamente, señala uno de esos momentos en los que las relaciones de ambos países atraviesan una fase delicada. En el plano económico, del grave déficit del comercio exterior francés, de cerca de 100.000 milloncá de francos, una tercera parte corresponde a sus intercambios con la República Federal de Alemania.

El Gobierno socialista de París y el democristiano-liberal de Bonn no comparten las mismas ideas sobre la estrategia a seguir para superar la crisis económica del mundo presente: mientras François Mitterrand continúa fundando muchas esperanzas en el,voluntarismo de izquierdas, Helmut Kohl se manifiesta más próximo al modelo del liberalismo norteamericano.

En el terreno de la defensa, a pesar de un esbozo de cooperación a nivel de intercambio de informaciones, Bonn no está convencido, al contrario que París, de que la seguridad futura debe asentarse en una fuerza común delos países europeos.

A pesar de las dificultades de hoy, "la amistad franco-alemana es el fundamento sobre el que construiremos conjuntamente la Europa de mañana", manifestó el presidente François Mitterrand en vísperas de su corto viaje a la RFA.

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