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Dos vecinos en busca de la democracia

Las relaciones entre Brasil y Argentina son buenas. Los dos países consiguieron superar, en difíciles negociaciones, los problemas geopolíticos de liderazgo y hegemonía continental que existían entre ellos. En estos momentos hay una preocupación obsesiva de las dos cancillerías de que no ocurra ningún gran problema en el Cono Sur, para que se puedan mantener las relaciones en su actual situación. Tanto Brasil como Argentina están pasando por procesos políticos internos de regreso a la democratización muy fuertes, y los reflejos que eso pueda ocasionar en sus vecinos viene preocupando cada vez más.El encuentro entre Joao Figueiredo y Reynaldo Bignone dejó claro el clima de nerviosismo que está provocando en el Gobierno brasileño la actual situación argentina. Fuentes diplomáticas brasileñas admiten que Bignone no es un interlocutor ideal para una estrategia a largo plazo, dado que representa un Gobierno de transición.

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Los militares brasileños tienen las mismas dificultades que sus compañeros argentinos, los cuales están cada vez más preocupados. El tema de los desaparecidos es considerado por ellos como el asunto más difícil de negociar con los partidos políticos y la sociedad. Brasil tiene cerca de doscientos desaparecidos de los años de violencia política de la década de los sesenta y los primeros años de los setenta. Pero como la violencia argentina fue muy superior en víctimas, también consideran que cualquier, proceso anormal que ocurra con las fuerzas armadas argentinas pone en peligro la seguridad regional.

La crisis económica será uno de los puntos clave a ser discutidos entre brasileños y argentinos en los próximos años. A causa de las pocas soluciones existentes en este momento, Figueiredo discutirá con Bignone la posibilidad de que la cooperación entre los dos países pueda también hacer que otros países latinoamericanos se unan más en estos momentos.

Brasil espera que Argentina, México y Venezuela consideren urgente la necesidad de cooperar más ampliamente para poder superar en mejores condiciones la crisis internacional que tiene como principales responsables.

Endeudados y sin una perspectiva optimista en los próximos años, el Gobierno brasileño está proponiendo a Argentina que se utilicen cuanto antes fórmulas comerciales para superar el paro, que decreció un 25% en el año 1982. La propuesta brasileña es muy simple. Los argentinos les dan trigo a cambio de máquinas pesadas brasileñas.

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Como los dos países tienen productos que pueden complementarse, la intención es hacer transacciones comerciales que no exijan divisas.

Al mismo tiempo se pretende una reducción de las importaciones de Estados Unidos y de la Comunidad Económica Europea.

Al tiempo que las relaciones entre los dos países sean buenas, como afirman los portavoces diplomáticos de los dos países, serán necesarios algunos ajustes diplomáticos y políticos en las relaciones una vez que se termine, al menos en lo posible, la redemocratización en los dos países.Según fuentes diplomáticas brasileñas, las elecciones argentinas de finales de año son muy importantes. Con un nuevo presidente civil se abre más todavía la posibilidad en Brasil de que el sucesor de Figueiredo proceda también del medio no militar.

Los dos procesos tienen que ser paralelos. Los dirigentes brasileños consideran que una Argentina hostil pone a su país en situación delicada en uno de los puntos más importantes de la actual diplomacia brasileña. Esto es, el diálogo latinoamericano tendría que ser totalmente planteado de forma nueva.

En los últimos meses, los militares argentinos y brasileños están siendo bastante comedidos. en sus declaraciones en los viajes por las respectivas capitales. La euforia de los brasileños cuando sus colegas argentinos invadieron las Malvinas fue paralizada políticamente por el Gobierno. La cuestión de las Malvinas volvió a preocupar al Gobierno brasileño por las declaraciones bélicas hechas cuando se conmemoré el aniversario de los 150 años de ocupación británica. Brasil cree firmemente que la única solución está en la negociación y Figueiredo está dejando eso muy claro.

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