Bardem presenta en Sevilla su película 'La advertencia', sobre el revolucionario Dimitrov

ENVIADO ESPECIALJuan Antonio Bardem ha dedicado varios años de su trabajo a la realización de La advertencia, película que fue premiada en el último festival de Karlovy Vary y que el certamen sevillano ha recuperado ahora en su sección Palmarés, recapitulación de algunos de los títulos triunfadores en los festivales extranjeros de este año. Ningún título, por tanto, de certámenes españoles.

La advertencia es una sólida película, que narra, a lo largo de dos horas y media, el proceso sufrido por el líder comunista búlgaro Joseph Dimitrov, injustamente acusado por los nazis de haber provocado el incendio del Reischtag.

Dimitrov demuestra durante el proceso del que es víctima, y en el que se ocupa de su propia defensa, que el incendio fue oportunamente provocado por los propios nacionalsocialistas; desarrolla, además, en todas sus intervenciones, un claro análisis de las circunstancias políticas vividas en Alemania durante los primeros años treinta, que acabaron con el nombramiento de Hitler como canciller.

La advertencia se transforma así en un documento histórico que nos ilustra sobre momentos y personajes poco desarrollados con tal afán didáctico en películas similares. Bardem ha aplicado su habitual seguridad narrativa a un trabajo que no oculta en momento alguno su auténtica pretensión: servir de homenaje a la memoria de Dimitrov, héroe nacional búlgaro.

Desde 'Siete días de enero'

Y Bulgaria ha sido el país productor. Es ésta, pues, la primera ocasión en que un director español realiza una de sus obras en algún país del Este. El rodaje de La advertencia interrumpió el proyecto de una biografía de Federico García Lorca, sobre la que Bardem trabajaba junto al escritor lan Gibson.Ahora podrán continuar su trabajo si algún productor español se interesa por el tema: "Hay muchas películas que hacer", dice Bardem; "pienso en una historia que cuente la angustia de un hombre en paro que desde que se despierta hasta que llega la noche sufre en su propia carne las consecuencias de lo que se llama crisis económica. Pero en una sociedad capitalista no es fácil convencer a un productor sobre la necesidad de hacer una película sobre el paro".

Juan Antonio Bardem no había dirigido desde Siete días de enero (1978). Sus últimas experiencias cinematográficas -El puente, sobre todo- han clarificado la postura política de este cineasta, cuya limpia y comprometida trayectoria no había contado, como es lógico, con la libertad necesaria para desarrollarse plenamente.

La advertencia supone una oportunidad única en su filmografía, con la que conecta claramente, incluso también en esa cierta falta de ligereza con que Bardem ha marcado gran parte de su cine. La honradez de sus planteamientos es incompatible con lo! trucos de Hollywood, que nos convenció de que las películas sólo podían ser a su manera.

Un filme sobre Lola Flores

Por otra parte, en una de las secciones paralelas del festival se ha presentado la asombrosa película que Carlos Serrano de Osma dirigió en 1947 para Lola Flores y Manolo Caracol. Embrujo no es, a pesar de este reparto, una película enclavable en el género del cine folklórico; más aún, es una película de imposible clasificación.De cine telúrico hablaba el director cuando, con una osadía que sorprende más según avanzan los años, decidió reemplazar los rostros de los populares artistas por una serie de imágenes que debían más al superrealismo francés de los años veinte que a la esterilidad creativa de la posguerra española. Embrujo ha sido recuperada por el festival de Sevilla; los fervientes aplausos del público deben invitar ahora a exhibidores comerciales o de la pequeña pantalla a su urgente conocimiento por los demás españoles.