Una auténtica delicia literaria
No sé para cuántos lectores Enric Valor todavia será un nombre más del silencio. Lo ignoro. Por mi parte, puedo decir que he sido, y sigo siendo, uno de los muchos incondicionales que la prosa de este escritor ha ganado en estos últimos años. Sus rondalles, por ejemplo, en su día, supusieron, además de un descubrimiento literario, el reencuentro amable con una mitologia popular en parte ya conocida por tradición oral.Al calor de las brasas
El mundo fantástico que envolvía las noches infantiles de los largos inviernos junto al calor en brasas de la llar, retornaba en la escritura literaria de este autor, nacido en Castalla (Alicante), en 1911. Lo que habían sido voces ancestrales en noches ya perdidas volvía encantador con la palabra precisa y preciosa de las narraciones que Enric Valor construía a partir de la rondallística popular de su comarca y de su propia tradición familiar. Todo un repertorio maravilloso que me sumía en el goce de una lengua escuchada en la fantástica memoria de la infancia.
Riqueza estética
Me encuentro, por tanto, entre los que quedaron cautivados por la riqueza estética que la lengua popular (nuestro valenciano tan maltratado por algunos) lograba en la escritura pulcra y descriptiva de Enric Valor.
No hace muchos años, sin embargo, la escritura de Enric Valor apenas si era conocida. Todavía en 1975, al publicarse el primer volumen de su Obra literaria completa (Ed. Gorg), un prólogo de Manuel Sanchis Guarner advertía a los valencianos de su escaso conocimiento sobre la "auténtica delicia, tanto objetiva como subjetivamente, tanto comunitaria como individualmente", que son las rondalles de nuestro autor. El insigne maestro que fue don Manuel Sanchis Guarner se lamentaba, una vez más, del triste estado en que nuestra constante tradición de olvidos abandonaba una creación literaria que, en cualquier otro lugar y lengua, hubiese merecido no sólo elogios de la crítica, sino la constante admiración de los lectores.
Desde los iniciales papeles que Enric Valor publicara durante los años treinta para revistas de Alicante como El Tío Cuc o El Luchador, pasando por la publicación dispersa de sus primeras rondalles durante los años cincuenta, y la aparición de L'Ambició d'Aleix (1960). La obra líteraria de Enric Valor pasó desconocida para la mayoría de los valencianos. Sólo a partir de los dos primeros volúmenes de su Obra literaria completa, editados a mediados de los setenta, es cuando Enric Valor se convierte de un insigne olvidado en uno de los autores predilectos de las nuevas generaciones.
En muy pocos años, pues, Enric Valor ha visto reconocida su labor. Como lingüista, otra de sus facetas importantes, sus consejos, manuales y estudios han sido -junto a los de Carles Salvador- los más útiles para el aprendizaje en la lectura del valenciano. Su obra literaria crece y permite un mayor y definitivo conocimiento
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