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Reportaje:

Una novela de Sagarra, al cine

'Vida privada' explica la degradación de la aristocracia de Barcelona en los años de la dictadura de Primo de Rivera

Vida privada es la gran novela de costumbres de la Barcelona de los años veinte, un monumento a la corrupción de una clase social, y una de las pocas novelas de tono europeo que ha producido Cataluña en el siglo XX. Ahora va a ser llevada al cine por Francesc Betriu y Gustau Hernández, si no surge ninguna dificultad. De momento, el director y el guionista cuentan con los derechos de autor, cedidos por el hijo del escritor Josep Maria de Sagarra, y están ilusionados en el proyecto.

Puede que Vida privada, de Josep Maria de Sagarra, sea, de entre las novelas catalanas, una de las que más interés ha suscitado entre guionistas, directores y hombres de cine en general. Leopoldo Pomés, Josep Maria Forn, Domènec Font y Manuel Vázquez Montalbán, Francesc Bellmunt e incluso el fallecido Rainer Werner Fassbinder se interesaron por ella.Pero siempre han aparecido problemas que obligaban a aplazar la realización del proyecto. El primero, e importante, era de presupuesto, ya que la reconstrucción de época y ambientes aristocráticos obliga a una inversión considerable, muy superior a las que estamos habituados en España; el segundo problema a vencer era el de la censura.

Víctima de la censura

El libro de Josep Maria Sagarra ya fue víctima en su tiempo -con motivo de su segunda edición, allá por los años sesenta- de importantes variaciones. Páginas enteras desaparecieron bajo los auspicios del entonces ministro Fraga, páginas que ahora pueden convertirse en un atractivo suplementario para su adaptación cinematográfica. En ellas se describe al general Primo de Rivera visitando a una de sus amiguitas, o a Guillem de Lloberola -uno de sus protagonistas- descubriendo que a la que después será su esposa le van las relaciones con hombres impetuosos y rudos.Las variaciones no son únicamente arguméntales. Joan de Sagarra, hijo y propietario de los derechos de autor, afirma que, "estilísticamente, las ediciones que ha hecho Aymà de la novela no se corresponden con el original que yo les entregué a la muerte de mi padre. Su estilo es menos intenso, menos fuerte que el que podía leerse en la edición primera. Fue Pere Gimferrer quien se dió cuenta de que no sólo habían cortado la novela, sino que también alguien se preocupó de cambiar el tono".

Finalmente, de la larga lista de proyectos, uno parece que va a convertirse en realidad. Francesc Betriu y Gustau Hernández, director el primero y guionistas ambos de La plaça del Diamant, son los responsables de ello. Tienen en sus manos los derechos de autor por un plazo, prorrogable, de un año.

Juan Marsé y Gil de Biedma

"En un principio", nos dice Joan de Sagarra, "la producción tenía que levantarla Pepón Coromina. Incluso parecía que hubiera cierta urgencia. Comimos un día y me dijo que, aunque no era capaz de leer la novela, porque, estaba escrita en catalán, lengua en la que habla habitualmente, estaba muy interesado en el proyecto. Después me enteré -y no porque Pepón me lo dijera, sino a través de Marsé- que no quería a, Betriu como director. Yo conozco a Betriu y, sobre todo, a Gustau Hernández desde hace mucho tiempo, y profesionalmente me merecen el mayor respeto. Hace muy pocos días me han entregado un primer tratamiento bastante amplio de lo que ha de ser el guión y lo consideré como un trabajo serio y muy bien hecho". Al margen de la fidelidad al espíritu de la novela, Joan de Sagarra exige que colaboren en el guión Jaime Gil de Biedma y Juan Marsé: "No se trata de desconfianza hacia Betriu y Hernández, sino de una cuestión de amistad. Jaime Gil y Marsé siempre se han interesado por Vida privada, y cada vez que se ha planteado la posibilidad de una adaptación cinematográfica se han mostrado dispuestos a trabajar en el guión Ellos conocen la obra mejor que nadie".De Vida privada se ha hablado mucho. En favor, en contra... Según Josep Plá, se trata de una "crónica social de excelente adjetivación; un libro malicioso, pensado, lleno de interés, de una normalidad europea incuestionable". E 1932 obtuvo el Premio Crexells y fue un gran éxito editorial. La novela se presentaba como una novela de Barcelona, una obra en la que la ciudad era la verdadera protagonista y en la que se descubrían secretos de personajes sobrada mente conocidos.

La crítica del momento calificó el libro de tendencioso e inmoral. S agarra afirmaba que su propósito era el de llenar, en parte, el vacío novelístico del siglo XIX construyendo una novela-espejo que re tratara su época: la Barcelona de la dictadura de Primo de Rivera y el advenimiento de la República.

Vida privada utiliza como protagonistas a los personajes de una familia aristocrática en trance de arruinarse, recorriendo el camino que va de la nobleza ridícula del abuelo al comunismo escéptico del nieto.

Historia de una familia

En medio, dos hermanos: Frederic y Guillem. El primero, aferrado a los antiguos valores, con vertidos en parodia; el segundo, cínico y amoral, consigue sobrevivir prostituyéndose hasta lograr el braguetazo salvador.Para el guionista Gustau Hernández, "es mucho más importan te el retrato de la ciudad y de la época que la anécdota argumental La historia de la familia Lloberola nos da una imagen que es mucho más la de la degradación que la de la decadencia. Para entendernos, tenemos que estar más cerca de La luna, de Bertolucci, que de El Gatopardo, de Visconti. La degradación viene dada tanto por el punto de vista de crítica moral del autor como por el comportamiento mismo de algunos personajes, especialmente Guillem, que se presta a convertirse en el eje de la trama". Para escapar al destino de proyecto nunca realizado, Francesc Betriu y Gustau Hernández cuentan con el éxito de La plaça del Diamant -adaptada de la novela homónima de Mercé Rodoreda-, éxito que les permite buscar producción y mantener buenas expectativas de cara a una colaboración televisiva. "Es una producción que fácilmente puede costar más de cien millones de pesetas y que tanto puede plantearse como un largometraje o como una serie de televisión en un número variable de capítulos. Antes no valía la pena pensar con TVE, ya que el propio argumento resultaba inaceptable para el techo censor del medio. Las cosas han cambiado, y ahora es lógico pensar en un acuerdo. Además, en nuestro caso, existe el precedente favorable de la novela de Rodoreda, cuya adaptación satisfizo, según creo, a los responsables de TVE".

Sobre las razones por las que el productor Pepón Coromina se retiró del proyecto no tenemos una explicación válida. "El dice que hace falta un director como Visconti, pero es obvio que eso va a costarle. Creo que nosotros tenemos a favor tres factores importantes: la participación de Jaime Gil de Biedma y de Juan Marsé en el guión, que garantizan la mayor fidelidad al espíritu de la novela; el buen entendimiento con Joan de Sagarra, que siempre se ha mostrado solidario con nosotros, y, en definitiva, lo que es más importante, que estamos convencidos de haber escogido una novela espléndida y de haberlo hecho en el momento adecuado".

Si parte de la intelectualidad catalana consiguió alejar a Josep Maria de Sagarra del público que siempre tuvo, tejiendo en torno a su figura una pequeña leyenda negra, la adaptación cinematográfica de Vida privada parece predestinada al éxito y a la reivindicación de la figura del escritor, provocando un encuentro multitudinario con los nuevos espectadores, tanto por los atractivos que tiene la novela como por el potencial que mantiene el cine para popularizar un texto literario.

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