Empresarios y banqueros, de acuerdo con los objetos económicos de Felipe González y reticentes sobre su cumplimiento

Empresarios y banqueros comparten y aplauden, en líneas generales, los grandes objetivos expuestos por Felipe González en el debate de su investidura como presidente del Gobierno (prioridad a la creación de empleo, crecimiento económico, reducción de la inflación), pero no ocultan su temor ante las posibles desviaciones que puedan producirse en la instrumentación de la política económica concreta. Algunos significados representantes del poder económico, como es el caso del presidente de la Asociación Empresarial de Banca Privada (AEB), Rafael Termes, o de los dirigentes del Círculo de Empresarios, consultados ayer por este periódico, han rehuido en esta ocasión cualquier pronunciamiento sobre la política expuesta por el nuevo presidente "hasta conocer las medidas concretas que adopte su Gobierno".

Otros, no obstante, como el presidente del Banco de Vizcaya, Angel Galíndez, o como el presidente de IBM, Fernando de Asúa, han expresado un claro mensaje de confianza hacia el nuevo Gobierno y hacia la sociedad española en general.El primer banquero del país, José María Aguirre Gonzalo, presidente del Banco Español de Crédito (Banesto), tras recordar que el PSOE utilizó como eslógan electoral "por el cambio", ha declarado: "Si la interpretación que yo doy al cuadro macroeconómico que presentó Felipe González es acertada, opino que no hay ningún cambio y que todo va a seguir como en los últimos tiempos".

Aguirre Gonzalo recuerda que fue él quien por primera vez dijo públicamente, hace ya muchos años, en un discurso ante los accionistas del Banco Guipuzcoano, "que sobre todas las variables macroeconómicas hay que dar prioridad al empleo.

El partido socialista coincide conmigo diciendo que dará prioridad a la lucha contra el paro, pero no veo como va a trabajar la instrumentación expuesta para conducir a una dominación del paro". No obstante, el primer banquero del país, conserva "gran esperanza en que todo se pueda arreglar y en que se lleguen a conseguir los objetivos fijados".

Otro de los siete grandes de la banca, el presidente del Vizcaya, Angel Galíndez, que junto con Aguirre Gonzalo no ha rehuido -como han hecho otros presidentes- el riesgo y el compromiso de acceder a realizar unas declaraciones públicas tan sólo unas horas después del debate de investidura, ha expresado un mensaje de confianza y de ilusión hacia el futuro de España: "Aunque no creo que sea el tiempo de hacer juicios de valor, no me cabe la menor duda de que Felipe González llega al poder en unos momentos cruciales de nuestra historia. Es difícil prever los resultados concretos que se van a lograr en los campos en los que el PSOE ya ha anticipado algunos modelos de actuación. Sea como sea, de lo que no me cabe ninguna duda es de que nuestro país está en crisis económica, social y de valores, y no es menos cierto que es en este tipo de situaciones cuando la sociedad necesita de hombres capaces de arrostrar un riesgo que permita dar un paso adelante".

"De todos modos", añade Galíndez, "y precisamente porque el nuevo Gobierno está compuesto por un equipo joven, con buena imagen de realismo, ética e ilusión, que va a tener, que moverse en un entorno difícil, espero que cuente con el apoyo colectivo y solidario de todos los españoles. De momento, Felipe González ha sabido generar la esperanza ante el futuro".

El presidente del Vizcaya concluye recordado que ya ha dicho en anteriores ocasiones "que nuestro país no puede permitirse legar pobreza a nuestros hijos. Espero que la hora de la ilusión sea también la hori del esfuerzo de todos".

Fernando de Asúa, presidente de una de las multinacionales más importantes instaladas en España (IBM), cree que el programa de Felipe González "es bueno, pero arriesgado. Será posible si todos cooperamos a hacerlo viable".

En temas concretos, añade el presidente de IBM, "tengo cierta preocupación de que se pueda conseguir el control de la inflación, la mejora del déficit presupuestario y el necesario control de la evasión fiscal, si al tiempo se anuncian subidas -por supuesto justificadas-, como la de la energía, productos fa.rmacéuticos, inversiones públicas o la indexación práctica de pensiones y salarios".

Pese a estos temores, las declaraciones de Asúa concluyen con una afirmación de extrema importancía: "Un programa como el anunciado no debería frenar, sino estimular, las inversiones multinacionales, y en esa línea proseguirá, por supuesto, IBM España".

La pequeña y mediana empresa, por el contrario, se muestra más temerosa. Juan Jiménez Aguilar, presidente de CEPYME (patronal de las pequeñas y medianas empresas), afirma que del debate "lo que más me ha llamado la atención, por lo preocupante, es el famoso tope del 13% para las disponibilidades líquidas, cuando ahora estamos en el 17%. Si no se dispara el déficit y el gasto público, cosa difícil con el programa socialista, digámoslo sinceramente, el 13% es una cifra casi aceptable, pero, con más gasto público y más déficit, podríamos encontrarnos sin dinero y eso afectaría de manera muy directa a las pequeñas y medianas empresas que tendrían todavía menor acceso al dinero".

El presidente de CEPYME concede la posibilidad de que el PSOE cuente con medidas compensatorias que hagan posible el tope del 13%, "pero esa es una incógnita que tenemos que esperar a ver resuelta con la aplicación de medidas concretas".

Preocupación de Ferrer Salat

Carlos Ferrer, presidente de CEOE, y José Antonio Segurado, presidente de CEIM (patronal madrileña), comparten los temores de Jiménez Aguilar. Ferrer, en concreto, tras destacar la coincidencia entre el gran empresariado y el programa de González en cuanto a grandes objetivos (prioridad a la creación de empleo, crecimiento económico, fomento de la exportación y la inversión pública y privada, entre otros), no oculta su temor en cuanto a la consecución de estos objetivos. "Nos preocupa que pueda descontrolarse el gasto público y el déficit público, y algunas medidas anunciadas así hacen temerlo.

Las medidas de reducción del tiempo de trabajo pueden echar abajo el objetivo de hacer más competitivas las empresas. Y el tope a las disponibilidades líquidas, si se producen los anteriores desbordamientos y se mantiene el objetivo de contener la inflación, puede traducirse en una política de restricciones monetarias que dificulte el acceso al crédito por parte de las empresas y obligue a cerrar a muchas de ellas". En el plano positivo, Ferrer se muestra satisfecho por la propuesta de una política de concertación social.

Segurado, por su parte, dice que González reiteró en el debate los puntos de vista del programa electoral del Partido Socialista y que sobre éste ya se ha pronunciado CEIM, expresando públicamente sus discrepancias. "No obstante, deseo firmemente que nos equivoquemos en nuestras apreciaciones".