Una obra de Rodrigo para hablar de las ciudades

El Ayuntamiento madrileño tuvo el buen acuerdo de encargar una obra original a Joaquín Rodrigo para su interpretación en el acto de apertura de la II Conferencia Europea de Saneamiento de Ciudades, que se celebró el pasado martes en la sala grande del Centro Cultural de la Villa.Tras unas palabras del teniente de alcalde Angelina, en nombre del alcalde, Tierno Galván, y una intervención del concejal de Saneamiento y Medio Ambiente, Mella Márquez, ceñida a los temas de su competencia, la Orquesta de Cámara, formada por profesores de RTVE, dirigidos por Odón Alonso, dieron a conocer Palillos y panderetas, el último fruto neocasticista del autor del Concierto de Aranjuez.

Como convenía a la ocasión, Rodrigo ha escrito unas páginas madrileñistas, desenfadadas, vivas y, por supuesto, pimpantes, ya que este es adjetivo muy del gusto del compositor. Sobre los dibujos vertiginosos, ascendentes y descendentes, de los violines, se alza un aire de seguidilla bolera para evocar el Prado de Manzanares, primer tiempo de Palillos y panderetas.

Una Pastoral, en el característico aire de la siciliana y la españoleta, nos conduce al tercer tiempo, Alegre mañana, bullicioso y lleno de luz y, como el primero, hijo, nieto y biznicto de tonadillas y zarzuelas, pero también emparentado con la España de Richard Ford, Juan Rodríguez, El Panadero y Juan Sargent; siempre que añadamos una buena dosis de sana ironía: la de quien es capaz de trazar su propia caricatura.

El éxito fue muy grande, y el director, Odón Alonso, dedicó a Rodrigo -ausente por leve enfermedad- todos los aplausos. Se ha añadido una nueva obra al catálogo de Joaquín Rodrigo y se ha sugerido un comportamiento por parte del Consejo que debe ser imitado.