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Estupor en los círculos dirigentes de Israel por la posible implicación de Beguin y Sharon en la matanza de palestinos

"El juego no ha acabado, pero se han echado los dados y el número de puntos a nuestro favor no es tranquilizador". Con esta expresión de casino, un influyente diputado de la coalición israelí Likud interpreta la significación del trueno que ha supuesto las cartas de advertencia dirigidas por la comisión investigadora a nueve ministros y generales israelíes -que ejercen las más altas funciones en la jerarquía política y militar del país- sobre sus eventuales responsabilidades en las matanzas de los campos palestinos de Sabra y Chatila.

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Tan sólo la opinión pública puede derribar al Gobierno

Círculos allegados a Menájem Beguin e Isaac Shamir han declarado al periódico Maariv: "La sorpresa fue total; en ningún momento habíamos imaginado que el primer ministro o el ministro de Asuntos Exteriores pudieran resultar afectados por las conclusiones de la comisión investigadora".La comisión israelí, que presiden los jueces Isaac Kahane y Aaron Barak, que investiga desde hace seis semanas el exterminio de palestinos desarmados en sus campos de Beirut, ha enviado cartas, entre otros, al primer ministro; a los titulares de, Defensa y Exteriores, Sharon y Shamir; al jefe de Estado Mayor, Rafael Eitán; al jefe del servicio de espionaje (Mosad), y al general Josué Sagui, responsable de la inteligencia militar.

Hay que advertir que la posibilidad ofrecida por la comisión investigadora (cuyo trabajo es conforme a las leyes en vigor) a los nueve principales testigos de ser escuchados de nuevo, consultar los elementos incriminatorios, someter a los otros testigos a un careo, ser asistidos por uno o más abogados, etcétera, no significa que se vayan a ver ni siquiera parcialmente, comprometidos por las conclusiones finales. Pueden incluso salir completamente exculpados del asunto.

Es evidente, sin embargo, que sin las omisiones y contradicciones constatadas por los jueces en sus respectivos testimonios, de una parte, y el hecho de que algunas de sus respuestas contradigan las de otros, no habrían recibido la advertencia de los investigadores.

Si es demasiado pronto e imprudente hablar ya de incriminación parcial o de casi incriminación, como lo hacen ¡algunos comentaristas, no es menos obvio que la advertencia dirigida a los nueve muestra que su situación es, por lo menos, poco confortable y políticamente muy embarazosa. De ahí la reacción sorprendente de un diputado del Likud invitando a dimitir a los miembros de la comisión investigadora por haber "sobrepasado sus prerrogativas", puesto que "ni el primer ministro, ni el ministro de Defensa, ni el de Asuntos Exteriores pueden ser acusados por errores de juicio en la conducción política de los asuntos del Estado".

Beguin esgrime el arma electoral

De ahí también la intención atribuida al primer ministro, Beguin, de convocar elecciones anticipadas, previstas inicialmente para 1985, si se le sigue "la menor acusación" o le es imputada "la menor responsabilidad" en el tema.

A pesar de que la comisión investigadora posee poderes jurídicos sin restricciones para hacer comparecer testigos y escuchar su testimonio, no tiene las prerrogativas de un tribunal. No puede efectuar un juicio público ni pronunciar un veredicto contra los "acusados" en virtud de las conclusiones derivadas de las audiencias.

El peso de estas conclusiones, que serán enviadas al Gobierno es, sobre todo, de orden moral y político. Estas conclusiones ejercerán, sin duda, una influencia capital sobre la opinión pública, sobre los medios políticos israelíes y sobre el Parlamento, el único que podrá transformar, si lo juzga necesario, el dictamen de la comisión en sanciones políticas concretas.

Es pronto para sacar conclusiones

"Sería prematuro e injusto" sacar conclusiones apresuradas de la "carta de advertencia" dirigida por los investigadores a los nueve dirigentes israelíes, señala el periódico Jerusalem Post. "Incluso es necesario admitir que la decisión de la comisión que intenta esclarecer los hechos ha sido un trueno en el cielo político israelí. En efecto, la comisión ha hecho pública una presunción ' de que dirigentes israelíes en el más alto nivel político y militar podrían ser hallados culpables de no haber evitado las matanzas o no haberlas detenido", concluye el diario.

La comisión todavía no ha terminado sus trabajos, pero ya la opinión pública comienza a plantearse las preguntas fundamentales: ¿Serán o no Beguin, Sharon y Shamir forzados virtualmente a dimitir? ¿Serán mantenidos en sus cargos los jefes del Ejército israelí? El honor de Israel, ¿saldrá reforzado o menguado de esta prueba?

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