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Estados Unidos y la RFA, decididos a cooperar con los soviéticos siempre que éstos lo hagan posible

Estados Unidos y la República Federal de Alemania están dispuestos a cooperar con los nuevos líderes de la URSS "si los soviéticos lo hacen posible", dice el comunicado conjunto hecho público por la Casa Blanca, al término de la reunión entre el presídente norteamericano, Ronald Reagan, y el canciller de la RFA, Helmut Kohl. Pero Reagan mantiene su lenguaje firme hacia Moscú, a pesar de la entrevista "franca, cordial y substancial" celebrada en la capital soviética entre el nuevo premier soviético, Yuri Andropov, y el vicepresidente de EE UU, George Bush.A juzgar por el comunicado final entre Washington y Bonn, hay también unanimidad entre los dos líderes conservadores a la hora de valorar el reciente acuerdo que pone fin a las sanciones estadounidenses al gasoducto soviético. La Casa Blanca mininúza las discrepancias de Francia, que no se siente vinculada a la nueva estrategia de Reagan, orientada a limitar los acuerdos comerciales entre el Oeste y el Este. "Se trata de un acuerdo substancial", dijo el portavoz de la Casa Blanca, "que el presidente anunció tras previas consultas con los aliados". Reagan y Kohl manifestaron conjuntamente su "satisfacción" por el reciente acuerdo.

La visita de Kohl a Washington adquirió particular relieve por el momento que atraviesan las relaciones Este-Oeste tras el fallecimiento de Leónidas Breznev y la llegada al poder de Yuri Andropov. "Casi toda la reunión", de dos horas de duración, "fue destinada al análisis de las relaciones Este-Oeste", confirmaron los portavoces de la Casa Blanca.

'Una maquinaria militar'

Mantener una actitud firme con la URSS, sin incrementar las diferencias con los países aliados de Europa occidental, parece ser el principal objetivo de la Administración Reagan. Así lo confirman las palabras del presidente, pronunciadas en su discurso de bienvenida a Helmut Kohl. "Estamos en un momento incierto", dijo Reagan, "en que el poder del Este construye una masiva maquinaria militar que excede sus necesidades".

La teoría de los dirigentes de la Casa Blanca, aparentemente ratificada por el nuevo canciller de la RFA, es que no deben enviarse falsas señales en dirección a Moscú, a pesar de las buenas palabras con que se calificó la reunión en el Kremlin entre Andropov y Bush. Reagan sigue pensando que la primera señal debe venir del Este, con un cambío de políticas en las zonas tensas del mundo que, vistas desde la óptica norteamericana, son Afganistán, Polonia, Camboya, Centroamérica y, sobre todo, las negociaciones para una reducción y control de armas nucleares.

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¿Seguirán los alidados europeos en la filosofía Reagan, en materia Este-Oeste? De momento hay diferencias entre Washington y París en el cese de unas sanciones -nunca respetadas por los europeos- para la construcción del gasoducto.

Aunque todos se felicitan por la nueva postura de Reagan, hay serias dudas sobre las medidas restrictivas de comercio con que Reagan pretende sustituir el embargo sobre el gasoducto por limitaciones en otras exportaciones y concesiones de créditos bancarios hacia el Este.

Otro punto de fricción camuflado en el comunicado conjunto Reagan-Kohl puede surgir en la próxima reunión ministerial de la OTAN, del 11 al 14 de diciembre en Bruselas, en la que debe reafirmarse la decisíón de instalar, a lo largo de 1983, la nueva generación de misiles Cruise y Pershing-2 en los países europeos de la Alianza Atlántica.

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