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Primeros pasos en la renegociación de la parte no asegurada de la deuda de empresas privadas mexicanas

Los bancos españoles y portugueses que tienen concedidos créditos a la exportación no asegurados por entidades oficiales con destino a México decidieron en una reunión mantenida a finales de la semana pasada pasar una lista con todos los préstamos pendientes al Banco Exterior de España para que éste negocie con las autoridades mexicanas las fórmulas a utilizar que aseguren el cumplimiento de la mayor parte de los compromisos existentes. Fuentes financieras privadas han señalado que, hasta el próximo día 26, cuando finaliza el plazo que se han dado para la confección de esta lista, no será posible conocer el importe total de esta clase de deuda con México, aunque se calcula que puede ser bastante importante.

Cuando el Gobierno mexicano decidió nacionalizar la banca de aquel país y solicitar una renegociación de la deuda financiera contraída en el exterior, los primeros cálculos que se hicieron sobre el montante total señalaban que México tenía concertados créditos por valor de 80.000 millones de dólares con el resto del mundo. De esta cantidad, 20.000 millones corresponden a préstamos concedidos por bancos norteamericanos (sólo el Bank of America tiene comprometidos 4.000 millones de dólares); los bancos japoneses suman un total de 18.000 millones de dólares y el conjunto de instituciones financieras británicas y alemanas se han visto sorprendidas en una cantidad que oscila entre los 6.000 y los 7.000 millones de dólares para cada grupo.El hermetismo de los bancos españoles ha hecho imposible que se conozca públicamente el importe total de la deuda con España, aunque fuentes del sector consideraban como fiable una cifra que oscilaría entre los 2.500 y los 4.000 millones de dólares. Concretando algo más la cantidad, algunos bancos consideran como fiable que el total de deuda mexicana se sitúe en 3.000 millones de dólares. Esta suma se dividiría en cuatro grandes grupos, de los que no todos serían objeto de renegociación por parte mexicana.

En primer lugar se encuentran los créditos concedidos para importaciones realizadas por empresas públicas mexicanas y que tienen la cobertura de CESCE -Compañía Española de Seguros de Crédito a la Exportación-, préstamos que no entran dentro del capítulo de renegociación porque se está satisfaciendo el pago de los intereses y los plazos de amortizacion fijados. Tampoco hay problemas para el recobro de las cantidades ya prestadas para financiar importaciones llevadas a cabo por empresas privadas de México con una cobertura de aseguramiento consecuencia de que estas operaciones se han realizado a tipos de interés preferenciales.

Oscurantismo de la banca

Frente al oscurantismo de la banca española a decir cuál es su nivel de riesgo con México o con cualquier otro país, todo indica que el valor de las operaciones de exportación aseguradas por CESCE ascendería en estos momentos a cerca de 55.000 millones de pesetas -en torno a 500 millones de dólares-, cantidad que no ha sido desembolsada en su totalidad, ya que buena parte de ella se atribuye a proyectos "llave en mano" que aún no han sido terminados, y por tanto entregados, lo que significa que todavía no han empezado a correr los plazos de intereses ni de amortización.Por último, hay otros dos grandes grupos de operaciones crediticias concertadas por la banca española con México y que, en un primer momento, iban a ser objeto de renegociación por parte de las autoridades mexicanas. El primero de ellos se refiere al puro crédito financiero concertado, bien por entidades públicas o privadas de aquel país. El segundo es el que engloba las operaciones de financiación de importaciones no aseguradas llevadas a cabo por empresas privadas mexicanas. En un principio, las autoridades mexicanas consideraron que estos préstamos eran englobables con los financieros puros y que por tanto debían entrar en el paquete de renegociación por ellos solicitado.

Los argumentos presentados por la parte española señalando que estos créditos suelen ser a corto plazo de amortización -lo que los diferencia de los créditos financieros puros- y que, sobre todo, su impago puede deberse no tanto a que las empresas privadas mexicanas no puedan pagar, sino a que las autoridades de aquella nación no proporcionen los dólares equivalentes al pago realizado en pesos mexicanos, ha hecho reconsiderar la postura del Gobierno y aceptar iniciar negociaciones para tramitar el pago en dólares de los vencimientos que sean ingresados en moneda local con ese fin.

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