El Tribunal Supremo reconoce 'Viridiana' como filme español
La sala tercera del Tribunal Supremo ha confirmado una sentencia de la sección segunda de lo Contencioso-Administrativo de la Audiencia Nacional por la que se reconocen los derechos de exhibición y explotación en España de la productora Uninci, Sociedad Anónima sobre la película Viridiana, de Luis Buñuel.La resolución autoriza que, en las copias españolas del filme, figure el nombre de la citada productora, lo que supone, asimismo, dar la nacionalidad española a una película que no fue reconocido jamás por el gobierno franquista.
El problema se presentó tras la prohibición de la película en 1961 y la explotación mundial de Viridiana por parte de su coproductor mexicano, Gustavo Alatriste. La productora Uninci, Sosiedad Anónima, fue una productora, presidida por Juan Antonio Bardem, integrada en gran parte por militantes del Partido Comunista de España. Ricardo Muñoz Suay, uno de los miembros de la citada empresa, ha explicado a este diario que, en 1960, recibió una carta de Luis Buñuel en la que le narraba la sinopsis de un filme que iba a titularse Viridiana. En la carta, el cineasta manifestaba su deseo de rodar el filme en España y de que Uninci, S. A. se hiciera cargo de la producción. Al mismo tiempo, anunciaba que la aportación económica estaba resuelta gracias a la intervención de Gustavo Alatriste. "El propio Luis Buñuel intervino en las negociaciones con la censura. La Junta de Censura propuso una serie de modificaciones del guión. Concretamente recuerdo que molestaba el final, donde la ex novicia se acostaba con Jorge (Paco Rabal). El censor, en broma, propuso que el filme se terminara con una partida de tute y Buñuel acogió la sugerencia al pie de la letra incrementando la perversidad de la situación al reunir en la partida a Jorge, la ex novicia y la criada".
El filme se presentó en el festival de Cannes de 1961 y consiguió el máximo galardon obteniendo la Palma de Oro. Era la primera vez que un filme español alcanzaba esta distinción y el director general de Cinematografia y Teatro de la época, José Muñoz Fontán, recogió el premio. Al día siguiente era cesado. Una crítica feroz al filme del Osservatore Romano, denunciando su carácter anticristiano, hizo que el Gobierno no autorizase la exhibición en España de la película y tampoco reconoció su existencia.
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