Personajes de la cultura española festejan los 100 primeros 'temas clave' de Salvat
Con una cena que reunió a cuatrocientas personas del mundo de la edición y de la cultura, y con la intervención de José Luis L. Aranguren, Enrique Tierno Galván y Manuel Tuñón de Lara, la editorial Salvat celebró la publicación de los cien primeros números de su colección Los temas clave de nuestro tiempo. Colección que, según Aranguren, es como "una fiesta de la galaxia Gutenberg a la que falta sólo la entrada directa y sonora en la galaxia Marconi".
Tras un cóctel, en el que confraternizaron el pasado miércoles gentes de las editoriales con escritores de todas las generaciones y estilos -desde Juan Cueto a Laín Entralgo, que compartía su mesa con Guillermo Díaz Plaja, Jesús de Polanco y Antonio Tovar, entre otros-, y después de la cena en la que el personal estaba sabiamente mezclado para favorecer las conversaciones, el director de la colección Raúl Rispa, abrió el acto expresando su agradecimiento al equipo de escritores y grafistas y a la gente de la editorial. Por primera vez apareció la palabra humanes, acuñada por Jesús Musterín en un intento de desexualizar el concepto de humanidad. Y la palabra tuvo éxito, porque fue retomada por la mayor parte de los participantes.José Luis L. Aranguren, tein bloroso y simpático, dio el tono al acto. Como más tarde diría Manuel Tuñón, barrió las barbas y la seriedad de los que tuvieran pensado leer unas cuartillas. Im provisando, se refirió a su propio texto, pero más que a él, a la por tada "con una hermosa muchacha rodeada de flores del campo", y dijo que la colección en general es "tal deleite del ojo que uno desearía que lo fuera también del oído". Maldijo, pues, la galaxia Gutemberg a favor de la Marconi, y tras revelar que la colección cuyo centenario se celebraba tiene ya 103 cuadernos, pidió a los editores que "se las arreglen para que, a partir del 104, la colección sea absolutamente correspondiente con el desarrollo de los medios audiovisuales".
Le tocó el turno al historiador Manuel Tuñón de Lara, que es miembro del consejo de redacción de esta particular colección -que, según Aranguren, no es precisamente una enciclopedia, dicho sea en tono admirativo y acompañado de las risas del público-. Tras alabar los parlamentos de Rispa -"que ha hablado del trabajo en equipo de todos los humanes segándonos la yerba bajo los pies"- y de Aranguren -"el joven que es siempre, además de profesor y amigo"-, se refirió a la colección, caracterizada por "su espíritu nuevo, un aire de renovación y, por qué no, de ruptura, un acierto en medio de la crisis de este final de siglo". "El cabo de los cien", dijo, "es otra vez el de Buena Esperanza". "Atrás quedan", dijo Tuñón, "la Buena Juanita y todos sus compañeros. Atrás quedaron y para siempre".
Tras el balance "positivo y esperanzador" de Tuñón de Lara, le tocó el turno al alcalde de Madrid, Enrique Tierno Galván. Más gótico que nunca, la cabeza inclinada un punto hacia su derecha. Justificó su presencia, entre los ponentes del homenaje "como lector y alumno". Dijo haber visto toda la colección, "sólo algunos los leí con pormenor", y se refirió al cuidado de los textos. "Lo que más me sorprendió", dijo, "es que habiéndolos escrito intelectuales habitualmente dados al ingenio, los textos no caían en la ocurrencia. La ocurrencia se está convirtiendo en una concepción del mundo, y eso me parece una exageración".
Señaló también que la colección podía cubrir un terreno abandonado: "Se trata de las referencias comunes de la cultura actual". Cuando en los institutos de bachillerato se enseñaban lenguas clásicas, todos podíamos encontrar allí una serie de referencias sólidas.
Y añadió, por fin, que la colección tenía "un, efecto terapéutico y tranquilizador. Cuando hay tantas amenazas, vitales, intelectuales, sentimentales, a la afectividad, una sección de la clase intelectual dice colectivamente el camino por el que se puede discurrir. Si esto ocurre", terminó, "todas las amenazas serán baldías".
Babelia
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