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Gijón dedica un museo al pintor Evaristo Valle en uno de los jardines más bellos de Europa

Una fundación privada que lleva el nombre del pintor Evaristo Valle y cuya presidencia de honor ha aceptado el príncipe de Asturias inaugurará próximamente, en Gijón, uno de los jardines más bellos de Europa, según el escritor Juan Cueto, en el que se encuentran dos edificios, con un fondo de obra impresionante del artista. Todo está ultimado y sólo queda pendiente, como último trámite, la fijación del día de inauguración, posiblemente un fin de semana, para que pueda acudir a Gijón, sin perder el colegio, el presidente de honor.

La idea de crear en Gijón un museo en homenaje a Evaristo Valle, marginado e incomprendido, que, sin embargo, ha sido uno de los grandes pintores del siglo en que vivimos -afirma su discípulo Rubio Camín-, es vieja. María Rodríguez del Valle, sobrina del pintor, fallecida el año pasado, dio un paso decisivo en la consolidación del proyecto, al donar a la fundación una finca del barrio aristocrático de Somió, donde el artista solía pasar los domingos. Una superficie de 15.000 metros cuadrados, con dos museos, una vieja casona remodelada y un moderno edificio construido hace ocho años, albergarán una parte importante de la obra de Evaristo Valle. En sus jardines estarán expuestas, el día de la inauguración, trece esculturas de Rubio Camín.El patronato de la Fundación Evaristo Valle, esta formado por ocho miembros de la familia de Valle, tres personas ajenas y otras tres aún no designadas. La entrada al museo será gratuita, para facilitar a los asturianos el conocimiento de uno de sus pintores más ilustres. La fundación pretende convertirse en un centro de estudio e investigación sobre la obra artística y literaria de Evaristo Valle. La parte nueva del museo ha sido diseñada por los arquitectos Joaquín Vaquero y Joaquín Planell, sobrino de Valle, y por Rubio Camín, quien aportó los elementos de hierro para la decoración.

Biografía de una vocación

Evaristo Valle nació en Gijón el 11 de julio de 1873 y falleció en su ciudad natal en 1951. Desde muy pequeño, la pintura se convirtió en su principal vocación. En 1896 marchó a París, donde trabajó como litógrafo y caricaturista; de nuevo en España, y ya plenamente dedicado a la pintura, publicó dibujos y caricaturas en El Independiente y El Noroeste; en 1904 obtuvo una beca anual de 3.500 pesetas para continuar estudios en París, pero la insuficiencia de la pensión le aconsejó dedicarse a la vida contemplativa en Noreña (Asturias), hasta que los dibujos enviados a Gijón desde tan corta distancia le delataron. Valle volvió luego a París: allí conoció a Modigliani y Zuloaga, y una noche jugó tres partidas de ajedrez, que terminaron en tablas, con un exiliado ruso que pasaría a la historia con el nombre de Lenin.Entre idas y venidas (París, Madrid, Gijón) le entró una enfermedad que le producía una angustia tremenda ante los espacios abiertos. En 1911 se encerró en su casa de Gijón y no volvió a pintar hasta cuatro años después. Durante este tiempo escribió novelas y comedias. En 1919 publicó la novela titulada Oves e Isabel, ante cuyo clamoroso fracaso tiró los ejemplares editados al mar o los quemó en la chimenea de su casa, según versiones que no consiguen ponerse de acuerdo.

De vuelta a la actividad pictórica, Evaristo Valle expuso con éxito notable en Oviedo, Madrid, Bilbao y Londres. Con frecuentes regresos a Gijón para permanecer recluido durante algún tiempo, Evaristo Valle fue, sobre todo, un autodidacta en el que son perceptibles diversas influencias españolas y francesas, como las de Toulouse Lautrec y Goya, pero siempre dominadas por su estilo personal, según afirma Ramón Baragaño.

En su obra destacan las Carnavaladas, auténticos torbellinos de color y de misterio. Para el crítico Enrique Lafuente Ferrari, autor de La vida y el arte de Evaristo Valle, su obra tiene "una belleza que no muere y un inefable consuelo que no se agota".

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