Destruidos por orden judicial productos elaborados con aceite tóxico
Un total de 131.592 kilos de productos de matanzas caseras tratadas con aceite tóxico fueron destruidas el pasado mes de junio, según se ha podido conocer ahora. La destrucción contó con las autorización del juez Barcala, titular del Juzgado de Instrucción número 3, que se ocupa del sumario sobre el síndrome tóxico.Los productos fueron triturados, mezclados con cal y otros materiales que aseguraban su rápida desintegración y, finalmente, enterrados a gran profundidad con el fin de garanzatizar un posible riesgo de contaminación. Para llevar a cabo esta operación se contó también con la Dirección General de la Salud y se realizó en un vertedero sanitariamente controlado de la provincia de Madrid. Las indemnizaciones pagadas por la Administración a los propietarios de estos productos se han elevado a la cantidad de 70.876.396 Pesetas, lo que represeltita que se ha pagado aproximadamente una cantidad de 550 pesetas por cada kilo de embutidos, jamones o quesos. Los productos fueron entregados por los vecinos de los pueblos en que fue distribuido el aceite tóxico, que afectó sobre todo a las provincias de la cuenca del Duero y Extremadura. Se calacula que cada unidad familiar ha podido recibir unas 7.000 pesetas por los productos que han entregado.
Una vez recogidos estos embutidos, jamones y quesos en los distintos municipios comenzó la operación de traslado, lo que se realizó en unos 8.000 depositos especiales, de boca ancha y cierre hermético, y con una capacidad de 60 litros cada uno. Los productos quedaron almacenados en estos mimos depósitos hasta que en el mes de junio se procedió a la destrucción.
Recogidos 3.600 litros de aceite tóxico
Por otra parte, la operación de recogida de aceite tóxico puede considerarse como concluida despueés de haberse recogido un total de 3.600 litros de aceite procedente de particulares y de comerciantes que habian adquirido aceite tóxico. Este aceite se encuentra almacenado en la actualidad en los depositos que posee CAMPSA en Guadalajara y, en la localidad madrileña de Villaverde.
La destrucción de estos kilos sigue en estudio por la Comisión Interministerial encargada en el tema, aunque en un principio se considera que el aceite srá quemado, utilizando un sistema riguroso de control que evite el escape de gases pero que pueda aprovecharse como fuente de energía.
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