Nacionalización del niño
El inspector técnico provincial de Educación General Básica de Alicante me escribe para recordarme que, en la campaña electoral, hay quien está predicando la libertad de enseñanza para unos (que siempre son los mismos, o sus hermanos de leche), "mientras otros no pueden acceder a un puesto escolar".En la ola de politicismo que nos invade, a mí me interesan ya mucho más los casos humanos que los chismes políticos. Ahora que se ronea tanto con el modelo de sociedad, debo decir que el modelo de sociedad para mañana (lo de hoy ya no se nos arregla) está en los colegiales del curso que empieza, y que no es imprescindible que a todos los niños de España les eduquen las monjas (o sus asalariados, que no suelen tener título y así se contratan más barato). Cuando se hizo obligatoria la asignatura de música, el Cuerpo, los cuerpos, quien sea, decidieron que los licenciados/licenciadas del Conservatorio, o sea los músicos, no estaban capacitados para el puesto por no ser universitarios. De modo que la clase de música suele darla la profesora de Letras, por vaga aproximación, y en su (defecto, la de Geometría. Y me pregunta Manuel Rico Vercher, mi corresponsal, el profesional de la enseñanza: "¿Valdrán de algo las denuncias?". Valen de desahogo y alejan un poco el aviso de infarto, mi querido profesor. Luego esta el INAPE. El INAPE es un organismo de Promoción del Estudiante, que discrimina y promueve, entre otras cosas, la escolarización de párvulos (nivel no obligatorio) en centros privados, con becas de 40.000 pesetas anuales, pero dicen que no les llega para darle 5.000 pesetas al niño que no puede comprar los libros de texto.
Lo que se elucida aquí es la riacionalización del niño. Se diría que los partidos progresistas quieren nacionalizar al niño cuando propugnan eficaces mejoras de la enseñanza pública estatal. Pero la enseñanza que llamamos privada, con palabra que no le corresponde y que suena paradójicamente a libertad, es en su gran mayoría religiosa, católica, nacionalcatólica, como sabemos. Aparte de entender al niño como negocio (se le cobra hasta el desgaste de las baldosas), esta enseñanza se mueve (más bien no se mueve) dentro de un modelo de sociedad tradicional, nacional, clerical. En España, el Estado ha sido católico siempre o casi siempre, y hoy reserva notables condescendencias a la religión católica, de modo que lo que llamamos "enseñanza privada" no ha hecho sino estatalizar al niño hacia un modelo de Estado. 'Ha sido la verdadera enseñanza estatal, y el llamarla "privada", aparte la fina ironía, sólo tiene sentido económico, en cuanto que es un buen negocio para unos individuos o comunidades. Pero ni siquiera eso, porque esta enseñanza, que en sí es tan rentable, disfruta además de poderosas subvenciones estatales. Yo diría que es la verdadera enseñanza estatal, por arriba y por abajo, ya que casi siempre es la que ha convenido al Estado. La otra, la llamada enseñanza pública, en que algunos nos maleducamos, ha sido como ciertos servicios públicos: tan sucia como el Metro y tan retrasada como la Renfe. ¿Por qué aceptan los partidos del cambio esa denominación convencional, y hoy totalmente falsa, o cuando menos paradójica, de "enseñanza privada"? Dejernos claro que se trata de la más estatalizada de las enseñanzas y, encima, dirigida a un modelo de Estado que ya no existe.
No sé si el Gobierno que salga de las elecciones, sea el que sea, va a poner en franca competencia la enseñanza integrista con la pública. Yo, que sólo tengo un gato sin escolarizar, digo que alguien tendrá que acabar con la nacionalización del niño.
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