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Antonio Burgos convierte a Sevilla en protagonista de su última novela

Sevilla es el personaje central de la novela de Antonio Burgos, Las cabañuelas de agosto, según Jesús Aguirre, duque de Alba, que se encargó ayer de su presentación. La novela, publicada por Planeta, es la ganadora del último premio Ateneo de Sevilla, del que José Manuel Lara dijo que "ya no es el hijo tonto de mi editorial, porque ya está asentado y ya da dinero. El hijo tonto es ahora el premio Raimundo Lulio para novela en catalán".Con su ya conocida teoría del hijo tonto respecto a los premios patrocinados por Planeta, y una curiosa versión de la recompensa al ciento por uno de las buenas obras, abrió José Manuel Lara el acto de presentación. La referencia evangélica venía a cuento de la creación del premio Ateneo de Sevilla, a petición de sus paisanos andaluces, y como un favor a la tierra. Favores que al editor, según sus propias palabras, se le vuelven "estupendos negocios" -gracias, por ejemplo, a la red de venta a plazos-, concretamente el patrocinio a la Historia de Andalucía y su posterior edición. "Ahora", dijo, "después que el premio sevillano ya está consolidado, y la Historia ha dado 750 millones de ventas sobre quinientos de costos, estamos haciendo una Historia de la economía andaluza, a ver si ésta sale un poco mal y puedo hacer por fin una buena acción".

Pasó la palabra el editor al duque de Alba, quien hizo, en palabras de Antonio Burgos, "una lúcida e inteligente disección de la novela". El duque de Alba presentó al autor, articulista diario de Abc de Sevilla, en la dificultad de los periodistas para escribir libros, por lo que su profesión tiene, según Jesús Aguirre, de "consuntiva y devoradora". Se refirió a la utilización por el novelista del poema de Antonio Machado, las Coplas por la muerte de Don Guido, que en el libro aparece tras una cita de Blanco White, y que ofrece el tipo de personaje, "el miembro de un casi social, de una familia de la aristocracia decadente y segundona, un hombre, Guidito, el señorito Guido, que siempre es casi algo, que nunca llega a ser nada". Lo que sí llega a ser es, "pura y simplemente un canalla", según el presentador, a quien el autor se refirió siempre a la usanza andaluza como Jesús Alba. Guido era, siempre según Jesús Aguirre, maniqueo y simplista: "No tiene psicología, porque es un tipo; no tiene carácter: tiene destino".

Habló después el presentador sobre los matices que surgen cuando nuevos personajes, de clases ascendentes, aparecen en la novela, e hizo un. hincapié compartido con el autor en que el personaje central de la novela es la propia ciudad de Sevilla. En este punto centró su intervención el propio Antonio Burgos, en esto y en lo que llamó "la nostalgia de lo ya ocurrido antes de uno". Porque en un pasado reciente y conflictivo, los tiempos que precedieron a la segunda República, sucedieron los hechos en que se desenvuelve la historia contada en Las cabañuelas de agosto".

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